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LA CRISIS DE LA DERECHA

Una larga agonía

La crisis que ha llevado a la tercera y, aparentemente, definitiva dimisión de Manuel Fraga como presidente de la principal alternativa al socialismo, estalló inmediatamente después de conocerse los resultados de las elecciones legislativas del pasado mes de junio, al abandonar el Partido Demócrata Popular (PDP), de Óscar Alzaga, la Coalición Popular (CP).Pero, en realidad, el inicio de esta crisis se planteó ya con motivo de la celebración del séptimo congreso nacional de Alianza Popular (AP), en febrero de este año: entonces, la introducción del sistema de listas abiertas para elegir a la comisión ejecutiva provocó una serie, de recelos que agravaron los enfrentamientos latentes entre figuras como Fernando Suárez, Jorge Verstrynge y Alfonso Osorio, por un lado, y Miguel Herrero y el propio Fraga, por otro.

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Fraga comunicó ayer a los dirigentes de Alianza Popular su decisión irrevocable de dimitir

La posición absentista en el referéndum sobre la OTAN, cuando los dos primeros citados preconizaban el ahondó las divergencias. El desarrollo de la campaña electoral y el fracaso en los resultados el 22 de junio abrieron la caja de los truenos: primero fue el abandono del PDP; más tarde, el replanteamiento de la estrategia y la táctica en la propia AP, cuyos dirigentes votaron que era preferible ir hacia la constitución de un partido único, en lugar de mantener la coalición con el Partido Liberal (PL), de José Antonio Segurado.

Entretanto, las divisiones internas llegaban al paroxismo, hasta el punto de afectar a las relaciones personales entre algunos dirigentes aliancistas. La propuesta, apadrinada por Verstrynge, de que Fraga se convirtiese en el candidato popular a la alcaldía de Madrid, en un remedo de la operación Chirac, acabó provocando el cese de Verstrynge en la secretaría general, al ser acusado de propiciar esta operación como medio de acabar con el liderazgo de Fraga. Al cese de Verstrynge seguiría el del presidente de AP-Madrid, Carlos Ruiz Soto, y el posterior abandono de AP por ambos y algunos seguidores más.

La designación del ex militante democristiano José María Álvarez del Manzano como candidato a la alcaldía de Madrid colocó también frente a Fraga al hasta entonces incondicional Herrero, que acabó alineándose en las posiciones críticas de los también vicepresidentes Osorio y Suárez.

La crisis de la Xunta gallega, a finales de octubre, supuso, paralelamente, la de otro vicepresidente aliancista, Gerardo Fernández Albor. El último golpe para Fraga fue la muerte de su amigo José María Ruiz Gallardón, igualmente vicepresidente de AP, padre del secretario general que sustituyó a Verstrynge y principal apoyo de Fraga entre los dirigentes del partido.

Esta situación de soledad política para Fraga se agravaba con la hostilidad mostrada hacia su persona por algunos medios económicos.

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