La otra cara de una 'brillante' economía
El Ente Público RTVE arrastra una deuda global de 20.387 millones de pesetas y tiene inmovilizados en dos bancos otros16.000 millones, de los que no puede disponer por tenerlos colocados a plazo fijo, según declaró ayer en el Senado la nueva directora general, Pilar Miró. Estos datos, que se ocultaron celosamente por el anterior director general, confirman y complementan las informaciones sobre la mala gestión económica del equipo de Calvíño (véase EL PAÍS del 26 de noviembre).
La obsesión del anterior director general por presentar superávit financieros en cada ejercicio, a pesar de no estar obligado a repartir dividendos, ha propiciado una profunda descapitalización y obsolescencia de TVE, y ha ocultado hasta ahora a la opinión pública y a los propios consejeros de RTVE la delicada situación en que se encuentran las radios y la televisión oficial.
En TVE, por citar sólo algunos rasgos de su situación actual, se carece de una contabilidad analítica general (sólo se aplica a algunos capítulos de la gestión); existen grandes lagunas inventaríales; las dotaciones anuales de amortización e inversión (unos centenares de millones de pesetas) están desfasadas respecto de una empresa que ronda los 50.000 millones de presupuesto y los 100.000 millones de facturación, y para una actividad como la de la imagen y la comunicación, en que los rápidos saltos tecnológicos exigen una renovación constante de material para evitar su obsolescencia y su consiguiente falta de competividad.
Los gastos de personal en TVE, que cuenta con más de 5.000 trabajadores fijos, han oscilado entre 1981 y 1984 entre el 60% y el 52% de los gastos de explotación. Pese a la importancia de estos porcentajes, el control de este capítulo es muy deficiente. Hay amplísimos colectivos ociosos.
José María Calviño se ha ufanado reiteradamente a lo largo de su mandato de obtener superávit en los últimos ejercicios (1.337 millones de pesetas en 1984 y 1.423 millones en 1985), pese a habérsele suprimido desde 1984 dotaciones de los Presupuestos del Estado por 7.000 millones de pesetas. Tras estas afirmaciones triunfalistas se escondía la verdadera situación económica de RTVE, la existencia de otras ayudas del Estado y de las comunidades autónomas, la drástica reducción de inversiones en producción propia y la explotación en régimen de monopolio del mercado publicitario en televisión.
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