Discrepancia liberal
Permítame por medio de sus columnas corregir algunas de las opiniones desacertadas expresadas en los artículos escritos por K. S. Karol sobre El futuro del SPD y de los laboristas y publicados en EL PAÍS del 30 y del 31 de octubre.Podría escribir una crítica larga de las opiniones del señor Karol, pero aquí me limito a los siguientes puntos relacionados con el Partido Laborista británico:
1. Es impensable que cualquier comentarista bien informado pueda escribir dos artículos que ni siquiera hacen una referencia a la Alliance (formada entre el Partido Liberal y los socialdemócratas británicos hace cuatro años), que recibió el 26% del voto popular en 1983, pero que, por el injusto sistema electoral vigente, ganó solamente una veintena de escaños sobre un total de 650. La ausencia de toda referencia a esta tercera fuerza política le resta al autor de los artículos cualquier pretensión a la objetividad en su valoración del escenario político británico.
2. No hay ninguna razón para suponer que los laboristas puedan ganar una mayoría absoluta en las próximas elecciones; primero, porque perdieron tanto terreno electoral en 1983 que es imposible que lo recuperen en un solo paso, y segundo, porque los sondeos no indican que tengan el apoyo suficiente para asegurarles la victoria. Lo más importante es que ningún partido tenga una mayoría absoluta y que se forme una coalición entre dos de ellos.
3. La política neutralista de los laboristas en cuanto a la defensa nuclear no sólo amenaza la misma existencia de la OTAN y la continuada participación de EE UU en la defensa de Europa del oeste -querámoslo o no-, sino que también tiene el apoyo de una minoría del electorado y por eso les perjudicará en las elecciones.
4. La estrecha relación, tanto financiera como ideológica, entre la confederación de sindicatos (TUC) y el partido laborista supone la incapacidad de éste para gobernar en nombre de todas las capas de la sociedad. A base de los cambios efectuados por el Gobierno conservador, tanto en la legislación sindical como en el aumento del número de accionistas particulares, que ha creado un capitalismo popular, el electorado rechazará la filosofia económica del socialismo, sea bajo el viejo nombre de la nacionafización, sea con la nueva etiqueta de propiedad social.
Por las razones aquí expuestas y otras muchas que el espacio no me permite elaborar, pongo en duda las conclusiones del señor Karol -cuyas pretensiones a la pericia en estos asuntos ni siquiera fueron indicadas- en cuanto al futuro de los laboristas británicos.-
Candidato parlamentario de la Alianza Liberal-SDP.
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