Buyo vivió su gran noche en Turín
ENVIADO ESPECIALBuyo vivió su gran noche en Turín. El Madrid hizo un partidazo, pero le falló el remate y, al final, tuvo que ser su portero quien, con la detención de los penaltis, le facilitara la superación de la eliminatoria. El encuentro fue de una calidad y emoción impresionantes y, el Madrid mereció resolverlo mucho antes. No sólo sujetó a la Juventus en el medio campo, sino que tuvo la iniciativa, ya que Michel y Gordillo se impusieron en las bandas y Gallego y Chendo en el centro. El único madridista que no estuvo a la altura de las circunstancias fue Butragueño, decepcionante para sus hinchas italianos.
Leo Beenhakker encontró en algún cajón olvidado los apuntes de Luis Wolowny justo a tiempo. El entrenador holandés llegó al Madrid con la idea de dotarle de un sello personal y se pasó la pretemporada y, los inicios de la campaña oficial con ensayos que nadie veía claros. Cuando ha recurrido al equipo de Molowny, es decir, al compuesto por los mismos jugadores de entonces y ordenados de la misma manera, los ha devuelto a una realidad obvia: el Madrid es un gran conjunto.
El Madrid salió con el propósito de que la Juventus no le encerrara en su área y lo consiguió. Temía la fuerza del cuadro italiano en los centros altos y la habilidad del francés Platini en los tiros libres. Ambos tipos de jugada se habrían producido frecuentemente si el Madrid se hubiera encerrado.
Por eso el Madrid salió con osadía a buscar el partido a la mitad del campo del contrario. Valdano era medio cuando la Juve tenía el balón, pero delantero cuando lo tenía el Madrid; se echaba adelante y esperaba el balón en línea con Hugo y Butragueño, obligando a Manfredonia o Bonini a retrasarse. La Juve trató de cortar este estado de cosas, pero no lo consiguió porque el Madrid no se arrugó y desde el principio jugó como lo haría durante todo el partido. Gallego se hizo dueño del balón y Michel y Gordillo subían por las bandas sin importarles demasiado dejar el vacío a sus espaldas.
La actuación de Gordillo fue una feliz sorpresa después de su prolongada baja forma. Las dos semanas de tratamiento especial para este encuentro lucieron anoche: porque dejaron como resultado un Gordillo fresco, capaz de tener en su banda, si no la de sus mejores días, sí la suficiente presencia como para que el Madrid contara siempre por ese lado con una salida clara en los ataques. Pero en la defensa flojeó algo y fue por un despiste suyo por lo que Mauro consiguió alcanzar la línea de fondo para burlar a Gallego y meter el pase cruzado que Cabrini convirtió en el único gol de los 120 minutos.
Tampoco el tanto de la Juve hizo cambiar al Madrid. El equipo turinés dejaba arriba a Serena y al danés Laudrup, bien sujetados por Sanchis y Camacho, y a Platini en la media punta. Sobre éste estuvo Chendo y, su marcaje fue tan soberbio como en el partido de ida. Así, el único poder ofensivo de la Juve estaba en las muy espaciadas penetraciones de Mauro por la derecha.
La Juventus tenía varios jugadores que salían de recientes lesiones y que llevaban algún tiempo sin actuar o haciéndolo a medio gas. La verdad es; que algo lo acusaron, especialmente los dos delanteros, Serena y Laudrup. Aunque el primero es jugador duro y peleón, se le notó algo falto de frescura. Y el segundo, lo mismo; aunque recibió algunos buenos pases de Platini, que le concedía la ventaja suficiente como para hacer jugadas de peligro, nunca los aprovechó.
Muestra de que el, Madrid había logrado frenar a la Juve es que el equipo italiano no sacó su primer córner hasta el minuto 42, cuando el Madrid ya había forzado seis. Y es que el Madrid fue siempre dueño del campo y de la pelota gracias al buen criterio en su manejo de Gallego y Michel, a la espléndida tarea de Hugo, conectando la media con la delantera; a la presencia de Gordillo, como oferta de desmarque a cualquier compañero, y al buen trabajo de todos menos Butragueño, aunque éste conectase un par de remates buenos.
La Juve se dejó llevar por el Madrid y jugó bien, aunque siempre algo por debajo de su adversario, que, especialmente en la segunda parte, hizo una exhibición de toque y de dominio y creó las suficientes oportunidades de gol como para haber resuelto no ya la eliminatoria, sino el partido. El Madrid tiró más, hizo de Tacconi el mejor jugador del equipo rival y no marcó antes de la prórroga por casualidad.
Con todo eso, el partido resultó un espectáculo sensacional, con llegadas a ambas puertas, más frecuentes a la de la Juve, y un muestrario de regates, pases precisos, correrías, entradas duras y astutas y paradas de los porteros impresionantes. Casi todo lo que de mejor tiene el fútbol estuvo presente en el Comunale. El 1-0 del marcador a los 90 minutos no hacía justicia al Madrid, pero mucho menos al encuentro, que mereció, al menos, media docena de goles.
En la prórroga, la Juve, que estaba más fatigada, sacó fuerzas de flaqueza y pegó un apretón gracias en parte a Briaschi, sustituto de Laudrup poco antes. Aún refrescó más a su equipo el entrenador turinés dando entrada a Vignola por Mauro. Pero el Madrid recuperó pronto el control y terminó mandando de nuevo, aunque sin la fuerza para llegar arriba que había mostrado durante el tiempo reglamentario. Finalmente, como si tan hermoso espectáculo no debiera terminarse nunca, se alargó la emoción hasta la tanda de lanzamientos desde el punto de penaltis. En previsión de ello, 10 minutos antes de que acabara la prórroga, Beenhakker sacó a Juanito, uno de los tiradores más seguros, y retiró a Gordillo.
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