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Disensiones en la mayoría gubernamental francesa

Lluís Bassets

El estado, de gracia que parece gozar el Gobierno de Jacques Chirac, que se ha beneficiado del clima de unidad nacional suscitado por el terrorismo, empieza a agrietarse. La mayoría gubernamental ha proporcionado en los tres últimos días dos ejemplos de disensiones que pueden ser el preludio de mayores enfrentamientos en el seno de la coalición RPR-UDF (Asamblea para la República-Unión para la Democracia Francesa).La falta de disciplina de voto ocasionó el jueves un serio contratiempo en la mayoría. El ex ministro de Asuntos Exteriores socialista, Roland Dumas, fue elegido presidente de una de las más importantes comisiones de la Asamblea Nacional, la de Exteriores. Contra todo pronóstico, Bernard Stasi, candidato de la UDF, concretamente del CDS (Centro Democrático Social), fue batido gracias a varios factores: las abstenciones de tres diputados de RPR, la falta de unidad en la propia UDF y los votos del Frente Nacional.

En el barullo de las votaciones, el presidente del grupo parlamentario del RPR, Pierre Messmer, aleccionaba a sus huestes: "Si no votáis a Stasi, nos arriesgamos a una crisis de Gobierno. El CDS es capaz de dimitir". Un diputado socialista bromeaba y hallaba la expresión feliz: "Son unas elecciones presidenciales in vitro".

Veinticuatro horas antes, Jean Claude Gaudin, presidente del grupo parlamentario UDF, y el ex presidente de la República Valéry Giscard d'Estaing habían mostrado ya su desacuerdo con la política de Chirac. Gaudin pidió al Gobierno que señalara públicamente qué Estados están detrás de las acciones terroristas y, a continuación, que se tomaran medidas de castigo. Giscard criticó la forma de conducir las negociaciones para la liberación de los rehenes en Líbano y pidió un auténtico debate parlamentario sobre: la redistribución de circunscripciones electorales, a la vez que rechazaba el uso abusivo del artículo 49.3 de la Constitución, que permite al Gobierno la aprobación de una ley sin discusión y mociones parlamentarias.

Ambas disensiones en el seno de la inayoría se han producido en un clima de ruptura del consenso nacional ante el terrorismo. El agente perturbador de la bonanza. que gozaba Chirac ha sido Lionel Jospin, el secretario general del partido socialista, que puso en evidencia las múltiples incongruencias de las declaraciones del Gobierno sobre el terrorismo y de sus actuaciones, interpretadas casi unánimemente como gestos de negociación.

Tras la propuesta de pacto para las presidenciales de 1988 ofrecida por Chirac la pasada semana a sus socios de coalición, estas disensiones son una primera respuesta a su intento de acometer la. batalla electoral de forma favorable para su propia candidatura. Chirac pidió, con el acuerdo aparente de la UDF, que en la primera vuelta se enfrentaran únicamente dos candidatos de la mayoría y que el vencedor fuera apoyado unánimemente en la segunda vuelta frente al candidato de la izquierda.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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