Los jugadores del Madrid quieren evitar la polémica con Beenhakker
Leo Beenhakker, el entrenador del Real Madrid, afirmó ayer que en su vocabulario no figura la palabra "vergonzoso" y que, por tanto, en el descanso del partido contra el Young Boys, él no pudo expresarse así sobre el juego de su equipo, en contra de lo que manifiestan periodistas de la cadena SER. Beenhakker asegura que tampoco abroncó a sus jugadores y éstos no quieren entrar públicamente en polémicas porque son conscientes de que éstas enturbian la convivencia del equipo.
A algunos jugadores del Madrid les sorprendió inicialmente el tono "fuerte" que empleó el técnico holandés en el intermedio del encuentro de Berna, correspondiente a la Copa de Europa, que acabó con la victoria del Young Boys por 1-0, pero, en sus declaraciones, consideran que "esto ocurre a veces normalmente en el fútbol cuando las cosas no salen bien".Beenhakker aseguró que él no se refirió al juego de su equipo con la palabra "vergonzoso", aunque admitió que sí estaba muy enfadado porque a sus jugadores les había faltado motivación tras recibir a los dos minutos el gol del conjunto suizo.
Fuentes de la sección deportiva de la cadena SER indicaron que Beenhakker "sí utilizó esa palabra en concreto", aunque, añadieron, "la grabación es inaudible, tiene mucho ruido, porque está grabada a velocidad lenta y, al reproducirla a normal, no hay forma de escucharla bien porque hay una ganancia de ruido muy grande".
Un jugador del Young Boys, Bamert, autor del gol del triunfo, aseguró tras el partido a la agencia Efe: "Cuando entramos en los vestuarios y nuestro entrenador intentó explicamos la táctica a seguir en el segundo tiempo, fue imposible escucharle y se tuvo que callar ante los gritos e insultos que oíamos de Beenhakker a sus jugadores".
En declaraciones a este periódico, Beenhakker negó rotundamente, al igual que varios jugadores consultados, que hubiese proferido insultos a nadie: "Me limité a ejercer mi responsabilidad como entrenador del equipo. Incluso era éticamente necesario que se reaccionase y se actuara de otra forma. En ese campo suizo había muchos emigrantes españoles y había que intentar darles una alegría. ¿O es que no va a ser normal que yo pida esto a mis jugadores?".
Vestuarios de papel
"¿Es que no comprendéis lo que yo quiero?", llegó a exclamar Beenhakker para iniciar lo que define como intento de corrección de los graves defectos exhibidos por sus jugadores en el primer tiempo en Berna.Ayer, ya más en frío, el técnico holandés argumentaba lo siguiente: "En estos partidos cada uno debe buscar su labor y jugar con disciplina. Pero se ha dramatizado mucho; sobre todo, si hubo bronca, que no es así, o si yo hablaba con tono de voz demasiado fuerte. Si hay jugadores del equipo contrario que aseguran haberme escuchado, no es culpa mía; será que los vestuarios son de papel".
La tesis general dentro del grupo madridista es la de intentar quitar en público trascendencia a todo lo que suponga en estos momentos enturbiar las cosas. Ya ocurrió con la broma que Beenhakker le gastó a Mino la pasada semana, cuando dijo que parecía un jugador del Spórting, por lo que todo eso podría acarrear de negativo en los resultados deportivos de un equipo que tiene el reto de revalidar el título de Liga y conseguir el de la Copa de Europa.
Juanito, por ejemplo, manifestó a Radio España: "El entrenador podía tener motivos para hablarnos en el descanso y corregir algunas cosas, aunque a algunos de los jugadores más jóvenes el tono de voz les puede influir negativamente".
Butragueño, por su parte, señaló: "La bronca no fue nada especial; quizá el tono de voz del entrenador fue más alto que otras veces, pero supongo que eso va con el carácter de cada técnico. Lo que me fastidia es no haber roto esa mala racha de derrotas en campos europeos. Los equipos, es cierto, nos tienen pánico en el Bernabéu, pero el Madrid tiene que hacerse respetar también fuera".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.