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Decenas de muertos en Suráfríca en el peor estallido de violencia desde el cio del estado de emergencia

La tensa calma que vive Suráfrica bajo el estado de emergencia estalló el pasado martes en el gueto negro, de Soweto, cerca de Johanesburgo, y provocó la muerte de 13 personas y heridas al menos a otras 70, según algunos testigos. La mayoría de las víctimas fueron jóvenes negros que cayeron por disparos de la policía, en choques ocurridos en el barrio de Ciudad Blanca. Winnie Mandela, esposa del encarcelado dirigente nacionalista Nelson Mandela, aseguró ayer que los muertos fueron más de 20. El Ejército y la policía, en vehículos blindados, mantenían anoche un estrecho cerco sobre las zonas conflictivas.

Los disturbios comenzaron a causa de un intento de desalojo de inquilinos por impago de alquileres, cuya reciente subida su pone un problema especialmente grave para los residentes de Soweto, dada la difícil situación económica que padecen.Según testigos presenciales los enfrentamientos comenzaron en la noche del martes al miércoles cuando un grupo de residentes -entre ellos un nutrido número de jóvenes- trató de impedir que la policía municipal de Soweto, formada por agentes raza negra pero dirigida por oficiales blancos, desalojara a los vecinos de una casa que no habían pagado el alquiler. Sin embargo, la Oficina de Información del Gobierno aseguró que los disturbios fueron desencadenados por jóvenes que, parapetados tras una barricada, lanzaron un explosivo contra la policía. "La policía", dice el informe oficial, "respondió mallando a siete personas e hiriendo a 61".

Un residente declaró, por el contrario, que "sin previo aviso, la policía municipal abrió fuego y los vecinos huyeron en todas direcciones, mientras los agentes les perseguían incluso dentro de sus casas". "Apenas dormimos anoche, porque la policía iba de patio en patio vociferando", añadió este testigo.

'Cachiporreros' municipales

The Sowetan, el periódico que se hace eco de los problemas del citado guelo negro, dijo ayer que la violencia fue provocada por los "cachiporreros" del Consejo Municipal -refiriéndose a la policía- al desalojar a los residentes morosos de Ciudad Blanca y de otro barrio de Soweto, Mofolo.

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"Al parecer", continúa el periódico, "los residentes se anticiparon al intento de desalojo del Consejo Municipal, y fueron corriendo la voz, antes de que la policía irrumpiera en las viviendas".

Jóvenes negros levantaron barricadas en las calles con papeleras y piedras, mientras los inquilinos se agrupaban para resistir los desalojos. "La policía municipal", declaró un residente a The Sowetan, "está disparando a derecha e izquierda, contra todo el mundo, contra todo". Otro testigo manifestó al periódico: "La gente está luchando, están arrojando a la policía municipal todo lo que encuentran a mano".

Un portavoz de la policía surafricana dijo a primeras horas de ayer que Soweto "volvía a la normalidad". Sin embargo, el gueto, envuelto en una nube de gases lacrimógenos y humo de las barricadas, permanecía en tensión mientras la policía, reforzada con nuevos turnos, patrullaba las calles. Todavia ayer, se oyeron disparos esporádicos, al ser dispersadas unas 500 personas que se habían manifestado sobre las Oficinas del Consejo Municipal para protestar contra los desalojos.

Nico Malan, un funcionario municipal, declaró que no era cierto que los sangrientos disturbios hubieran sido consecuencia de los desalojos ordenados por el Consejo Municipal. "No sé cual es la causa", dijo Malan, "pero con toda seguridad no se trata de los desalojos". Confirmó que algunos vecinos habían sido obligados a dejar sus casas unos días, pero aseguró que nadie había sido desalojado en la noche del martes, cuando estalló la violencia.

Torpeza de las autoridades

Estos sangrientos sucesos, sus ceptibles de atraer una nueva avalancha de condenas interna cionales sobre el régimen de Suráfrica, aún no ha merecido co mentario alguno por parte del presidente, Pieter Botha, ni de ningún miembro del Gabinete.

Sólo representantes de la opo sición parlamentaria criticaron la torpeza de unas autoridades locales en su trato a una población abrumada por estrecheces económicas y resentida por la actaación de la policía. Los violentos acontecimientos, los peores desde la declaración del estado de emergencia en el pasado 12 de junio, se han producido apenas unos días después de que el ministro de Ley y Orden, Louis le Grange, asegurara ante el Parlarriento que la represión había traído una relativa calma y estabilidad a Suráfrica. Los disturbios, según le Grange habían disminuido en un 59%. "¿No es esto", añadió, "un éxito en la acción del Gobierno?".

Los últimos sucesos en Soweto elevan a 1.709 muertos y 5.436 heridos el número de víctimas en Suráfrica desde que comenzara la actual fase de violencia hace 23 meses. De los fallecidos, 265 han muerto en los dos últimos meses, después de que el Gobierno de Botha impusiera el estado de emergencia.

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