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Maximilian Schell retrata a Marlene Dietrich

"Han escrito 55 libros sobre mí, pero no pienso leerlos". Marlene, irónica y caprichosa, riel a su propia imagen, es un volcán, a sus 85 años, que ha consentido en hablar durante días con el actor y director Maximilian Schell para que éste rodara un documental sobre su vida. No ha consentido. salir ante la cámara ni tampoco que le doblaran la voz. El resultado es un apasionante documento de 90 minutos llamado Su nombre es Marlene, que TVE-2 emitirá hoy. Quizá pueda decirse con rigor que es la última película de Marlene Dietrich, aunque esta vez ponga

Documentos TV, programa que va a emitir el rodaje hecho por Maximilian Schell, ha querido que Su nombre es Marlene coincida con el final del ciclo que TVE viene dedicándole a la mítica actriz. Ésta Í se negó a aparecer ante las cámaras, pero su voz es la de una anciana de irresistible seducción.El proyecto de rodar un documental sobre Marlene fue difícil de, realizar. El productor Karel Dirka tenía la idea desde hace años y propuso que el trabajo corriera a cargo de Peter Bogdanovich. Marlene, indignada, lo rechazó porque era muy desconocido. Las otras opciones eran Orson Wells, Billy, Wilder y Maximilian Schell. Cuando. éste último se negó aduciendo que él no era director de documentales, fue cuando Marlene Dietrich insistió en que fuera precisamente Schell el que lo hiciera.

La historia de este documental forma parte de la imagen que Marlene se ha labrado en años de celuloide. La actriz llamaba a Schell para contarle sus problemas y le devolvía los guiones con anotaciones como: "Hacía tiempo que no leía tantas tonterías juntas". Una vez que Schell se decidió a rodar la película, las cartas, las conferencias y las llamadas fueron interminables. Finalmente, en septiembre de 1982, Schell se entrevistó con la actriz en París. Cuando Marlene se enteró de que la entrevista duraría cuarenta horas, comentó: "¡Cuarenta horas! Quiere usted que hable y hable durante cuarenta horas. Estáis locos".

Dice la nota de Prensa que a los tres días se les acabó la conversación, porque Marlene se limitaba a responder con monosílabos: "sí", "no", "tonterías". Nuevas negociaciones hicieron posible una conversación entre Maximilian y Marlene sobre sus películas. Surgió una discusión que después Orson Welles comentaría diciendo: "Ella ama las desavenencias". Un año después se construyó en Múnich un decorado y se rodó la película. Schell confiesa que siempre tuvo la secreta esperanza de que la actriz se pusiera delante de la cámara".

Marlene Dietrich se muestra caprichosa, implacable, mandona y hasta mentirosa en lo que es su propio retrato; un retrato que resulta realmente seductor y entrañable. Marlene dice odiar a las feministas, odia también sus primeras películas y está "hasta las narices" de El Angel AzuL Tampoco le gusta el sentimentalismo, porque se confiesa una mujer muy práctica. Sólo cuando habla de Spencer Tracy, Marlene suaviza su tono y su voz; algo inusual en una mujer que considera "cursi" todo aquello que no le gusta, y no le gustan muchas de las escenas de amor que forman parte de la historia del cine y de una de sus más míticas figuras.

Su nombre es Marlene se emite hoy a las 22.25 por TVE-2.

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