El 'ballet' acuático
Hollywood y Esther Williams fueron los orígenes. La natación sincronizada, un ballet acuático con música, tiene muy cercanos sus ancestros. Reconocida por la Federación Internacional de Natación (FINA) en 1952, ha entrado en el programa de todos los campeonatos mundiales, desde Belgrado, en 1973, pero sólo comenzó como modalidad olímpica en Los Ángeles, en 1984.Las nadadoras que practican la modalidad sincronizada no necesitan tener excesiva rapidez, pero sí máxima flexibilidad y dominio de todos los estilos de natación. No en vano la habilidad para los deslizamientos y cambios de posiciones es fundamental.
Al tratarse de una representación coreográfica con acompañamiento musical, la novedad en este deporte es que existen altavoces fuera del agua, pero también dentro, en las paredes laterales de la piscina, pues las participantes deben oír la música igualmente en sus inmersiones. Las ventanas son otro hallazgo, especialmente para las transmisiones de televisión.
Las competiciones son tres: solos, dúos y equipos. Mientras en la primera, individual (con las mejores nadadoras, en teoría), lo más importante es la sincronización con la música, en las restantes, sin desdeñar ésta, es fundamental la sincronización entre las nadadoras.
La natación sincronizada, al igual que otros deportes, como la gimnasia, el patinaje artístico o los saltos, en los que la estética y la perfección técnica conseguida en los movimientos son la clave para las puntuaciones de los jueces, tiene dos partes: ejercicios obligatorios y libres. Los primeros se denominan figuras (que comienzan hoy), pues cada nadadora debe efectuar, sin música, seis ejercicios entresacados de una lista más amplia, que varían cada cierto tiempo. Las puntuaciones se suman a los futuros ejercicios libres, ya con música, y en los que se expresa la máxima espectacularidad.
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