Tablas

Aunque el empate en la primera partida de la revancha entre Kasparov y Karpov fuera la culminación de un juego muy poco interesante, tablas y aburrimiento no tienen por qué ser sinónimos. A veces, partidas que superan las 10 horas de juego, desarrolladas en tres o cuatro sesiones, terminan en tablas ante la desesperación del jugador que tuvo ventaja y no supo o no pudo aprovecharla.De acuerdo con el reglamento de la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), existen tres formas de que una partida termine en tablas. La más frecuente es el mutuo acuerdo entre los jugadores, que a veces se produce antes de que comience la partida, en cuyo caso las pocas jugadas que se realizan en el tablero son puramente protocolarias. Los motivos de los ajedrecistas profesionales para obrar así pueden ser varios: mutuo respeto, fatiga tras una dura partida el día anterior, desolación tras una derrota inesperada, malestar físico, conveniencia del empate para asegurar una clasificación o simple incapacidad de concentración.

Puede haber un empate de mutuo acuerdo. Esto puede ser debido a que la posición se ha simplificado de pronto y ya no hay perspectivas razonables de victoria para ninguno, o bien a que ambos jugadores quieren evitar los riesgos de las complicaciones que se avecinan. Los otros dos casos previstos en el reglamento se refieren a la triple repetición de la misma posición o al transcurso de 50 jugadas sin que se mueva un peón o haya alguna captura.