Tres entrenadores

No todos los norteamericanos del Mundobasket tienen 19 años y están recién caídos del guindo o de la higuera. Tres personajes de vital importancia para el equipo de EE UU son mucho más talludos, y su influencia no ha sido lo bastante valorada. Son los tres entrenadores del equipo: Lute Olson, Jerry Pimm y Bobby Cremins, canosos todos, aunque Cremins sólo tenga 38 años.Cada uno de estos personajes, por si hace falta recordarlo, sabe mucho más de baloncesto de lo que algunos otros aquí presentes -por ejemplo, y sin ánimo de ofender, VIadimir Obujov- sabrán en sus vidas. En buena parte, ellos son los responsables de que los jóvenes norteamericanos estén en semifinales, superando las carencias ofensivas de una selección disminuida por las lesiones sufridas, antes aun de empezar el campeonato, por sus aleros tiradores Reggie Williams y David Butler.

Olson, el entrenador-jefe -en la práctica, el seleccionador-, dirige a un equipo de poca fama universitaria, el de Arizona (del que salió Eddie Smith, fugaz jugador del Cajamadrid la pasada temporada). Pero Olson no es un desconocido: fue duro rival de Bobby Knight cuando dirigía a la Universidad de Iowa. En tres temporadas en Arizona ha dado un nuevo impulso al equipo, y dos miembros de la actual selección, Steve Kerr y Sean Elliott, son productos suyos.

Pimm también ha acabado -el dinero manda- en un equipo relativamente oscuro, el de la Universidad de California en Santa Bárbara, y también en tres temporadas lo ha colocado entre los primeros de su liga regional, la Pacific Coast Conference. Antes entrenaba en la Universidad de Utah, y de allí salieron Tom Chambers y Danny Vranes, hoy en el Seattle de la National Basketball Association. Brian Shaw, sustituto de Butler, es pupilo de Pimm en UCSB.

El más joven es también el más famoso: Cremins ha sido entrenador del año en 1985. Este neoyorquino, fanático del baloncesto defensivo, superó una difícil historia personal -el deporte le rescató de la delincuencia juvenil en el Bronx- para triunfar como técnico. En Georgia Tech ha logrado izar al equipo, antes modestísimo, al mismo nivel que North Carolina o Duke, sus rivales en la liga regional Atlantie Coast Conference. Tom Hammonds es jugador suyo.

Son, pues, tres hombres acostumbrados a empezar desde cero y a construir equipos con pocos mimbres. Su éxito no debe sorprender.

Ahora bien, para ganar el título sus hombres deberán meter la pelota en el aro más a menudo... La carencia ofensiva debe, en efecto, preocupar a Olson y sus dos ayudantes. La victoria frente a Yugoslavia se logró con un paupérrimo 33% de acierto en el tiro de carripo (que los estadísticos de aquí se empeñan en separar entre canastas de dos y de tres puntos). Desde luego, esa durísima defensa agota a los que la practican y hace perder precisión en el tiro. Pero no cabe duda de que se echa en falta al cañonero Williams y a su suplente Butler. Los entrenadores, por su parte, poco pueden hacer, salvo convocar sesiones de tiro en el Palacio de los Deportes madrileño... y esperar que hombres como Kenny Smith recuperen el tino.

Eso sí, mientras se aplaste al, rival en los rebotes ofensivos, los fallos en el tiro son bastante más tolerables.