Gunther Behnke
El jugador alemán occidental, con 2,21, es el más alto del Mundial
Gunther Behnke, harto de que sus compañeros de clase y sus amigos del barrio de Colonia donde residía le tomaran el pelo, de que le llamaran jirafa y de que le preguntaran "qué tiempo hace por ahí arriba", encontró la solución al complejo que sentía cuando un amigo le dijo que había un deporte en el que los altos no estaban mal vistos y en el que además tenían ventaja sobre los bajos. Ese deporte era el baloncesto y ese alemán que entonces, con 14 años medía 1'96 metros, decidió probar fortuna. Gracias al baloncesto superó el trauma.
Ahora, con sus 2,21 metros, a los 23 años, Gunther Behnke es el más alto del Mundial de España, junto al holandés Rik Smits, con un centímetro de ventaja sobre el soviético Tkachenko. Ya no quiere ni recordar aquella época del colegio, porque lo tuvo que pasar francamente mal. Y eso que la altura, para él, no era ninguna novedad. Al nacer ya medía 72 centímetros y pesaba seis kilos; además, su madre mide 1,80 metros, su padre 2,03 y su hermano 2,00. Así y todo, doblaba a sus compañeros y amigos de la misma edad y aquella sensación que muchos podrían pensar que era de superioridad, era todo lo contrario. Lo pasó mal, pero ahora todo es distinto. Además, como señala, cuando se encuentra en la cancha, ya no hay tanta diferencia con el resto de los jugadores.Behnke, que siempre está de broma, cuyo optimismo contagia a sus compañeros, y que se divierte cuando pasea por la calle porque ve "más allá que nadie" y divisa "perfectamente el panorama", recuerda una anécdota que le ocurrió en una sala cinematográfica de Colonia: "Había empezado la película y yo, como siempre que voy al cine, estaba retrepado al máximo en mi asiento para no molestar, el que se encontraba en la fila inmediatamente detrás a la mía me tocó el hombro y me dijo que, por favor, me sentara bien, que no veía la pantalla. Yo le hice caso y al sentarme correctamente el espectador dijo que no tenía consideración, porque me había puesto de pie".
Anécdotas como ésta tiene muchas este hombre que ahora se siente feliz porque ya hay tiendas en su ciudad donde se puede comprar la ropa. A lo que no se acostumbra es a los quicios de las puertas y a las lámparas, a pesar de que reconoce que casi se ha acostumbrado a pegarse golpes en la cabeza. Esto y el hecho de que pocas veces encuentra cama con medidas para su estatura en los hoteles a donde se desplaza con su equipo, el Liverkausen alemán, son los principales defectos que hoy ve a sus 2,21 metros.
Gunther Behnke afirma que no piensa moverse de Colonia hasta que no termine la carrera de técnico en informática, para lo que le faltan tres años. Cuando lo haga, se irá a Cleveland (EE UU), con cuyo equipo, los Cavaliers, firmó un contrato.
Con una ficha anual de un millón de pesetas, como ayuda de estudios "porque el baloncesto alemán es totalmente aficionado", este hombre quiere, ante todo, terminar sus estudios, y por eso ha desechado también importantes y elevadas ofertas del baloncesto de otros países.
Enamorado de los deportes acuáticos, no ha hecho la prueba en la playa de ver hasta dónde llega sin que le cubra el agua. Le encantan las discotecas que tienen techos altos y tiene novia, que mide 1,78 metros. Ahora espera no crecer más y dice: "Como todos, por la mañana me veo más grande que por la noche". Así y todo, su máxima esperanza es que se cumplan las previsiones de los que dicen que dentro de unos años la estatura media de los hombres será de 2,05 y de las mujeres 1,80.
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