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ELECCIONES LEGISLATIVAS

La sombra del gol es alargada

Juan Cruz

La sombra del mítico primer gol de Butragueño frente a los daneses cayó anoche como una brisa sobre los asistentes a la fiesta electoral que Televisión Española organizó en sus jardines de Torrespaña para celebrar con los notables madrileños el recuento de los votos que ayer volvieron a dar la mayoría absoluta al Partido Socialista Obrero Español (PSOE).Francisco Caparrós, redactor jefe del telediario en el que apareció la repetición del famoso gol de Butragueño con un rótulo escueto del PSOE, le explicaba entre risas al presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, las razones conocidas del fallo. El rótulo cayó como un jarro de agua fría, decía Caparrós, y ya no hubo nada que hacer. Moreno y relajado, con una cerveza en la mano, el presidente del equipo de Butragueño escuchó entre risas el recuento del más famoso equívoco de la reciente historia de Televisión Española.

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Los notables madrileños que asistieron a la fiesta se hallaron en un paisaje que hubiera contado Scott Fitzgerald para situar las fiestas del gran Gatsby. Las tiendas de lona blanca, los sillones de terraza, sobrios y blancos, le daban también a aquella geografía el aire decadente de una fiesta en el jardín de los Finzi Contini. Una orquesta suave, de nombre carcelario, Alcatraz, amenizó los intermedios y Francisco Lobatón y Concha García Campoy fueron los anfitriones del rosario de invitados que acudieron al jardín de Torrespaña y que desfilaron ante las cámaras de la televisión, desde Umbral sin bufanda a Camacho sin Jersei, desde Javier Sádaba con suéter a la cintura a Joaquín Leguina con terno y a otros habituales de este tipo de concelebraciones multitudinarias. Un socialista de estreno, José María Mohedano, estaba encantado con la mayoría absoluta que repetía el partido en el que se acaba de inscribir -"Aún no he pagado la primera cuota", decía- y unos populares prudentes, Fraga, Segurado y Herrero de Miñón, pasaron como una sombra fugaz por los jardines de Calviño, que, por cierto, no bajó a la hierba y se quedó en su despacho de Torrespaña. Fraga no quiso decir nada porque los resultados que anunció el equipo de Ricardo Visedo, responsable de planificación de RTVE, le resultaban todavía estimaciones provisionales sobre las que no había que argumentar y punto. Segurado le siguió fielmente el dictado y Herrero de Miñón hizo lo mismo. Así que la visita más esperada en Torrespaña, la de Fraga, se fue como había venido, sin decir ni una palabra ante las cámaras, pero con una cerveza en el cuerpo. Segurado se fue además con una reprimenda: la que le propinó la pintora María Antonia Dans cuando el candidato liberal le aseguró que conocía muchos cuadros suyos. "Eso es propaganda electoral", le dijo la singular pintora gallega.

El toque de distinción lo daba el láser, que dibujaba los rasgos de la modernidad electrónica. El reciente incidente de las letras superpuestas hacía esperar en cualquier momento que el láser dibujara letras involuntarias sobre los muros del Pirulí. Pero la mayoría absoluta de los asistentes estaba ya con la cabeza en otra cosa, más cerca de Butragueño que de los recuentos del Palace.

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