"Manejar"

ALFREDO RELAÑO Una cosa es jugar bien y otra manejar el partido. Jugar, lo que se dice jugar bien el balón, lo han hecho hasta ahora la URSS y Dinamarca, pero ambas selecciones están fuera. Les falló un concepto: el de manejar el partido. Para eso hacen falta jugadores con un cuajo y una experiencia en compromisos difíciles que ellos no tuvieron.
Manejar el partido es conseguir que se juegue de la manera y en las zonas en que: a uno le conviene y no en las que le conviene al otro equipo, provocar las condiciones para que lo que el equipo propio sabe hacer tenga cabida en el juego y que el contrarío, sin embargo, no pueda emplear sus armas. El campeonato está dando soberbias exhibiciones de ello.
Uruguay se puso a la cabeza el día que jugó contra Escocia. Con un hombre menos desde los 50 segundos de juego, por decisión del árbitro, Uruguay consiguió simplemente que no se jugara al fútbol. Eso le convenía porque el empate a cero le clasificaba. Puso en juego todas las mañas; para perder tiempo -dilatar los saques, protestar y alejar el balón del área propia- que la larga experiencia de estos jugadores en el conflictivo fútbol de Suramérica le ha proporcionado al equipo.
Francia y Bélgica manejaron sus partidos ante la URSS, equipo tenido por superior, en especial en el segundo caso. Manejaron el partido cerrándole los espacios en el ataque a los soviéticos y esperando el descuido de éstos a fuerza de tanto ir adelante. Manejaron el partido renunciando a jugarlo por todo el campo.
Y España manejó su partido contra Dinamarca haciendo lo contrario de lo que ésta esperaba, jugando por todo el campo, no encerrándose atrás, donde, a fuerza de ir al ataque y de la calidad de sus hombres, Dinamarca tendría que acabar marcando. Y lo manejó al sacrificar a dos de sus jugadores en la tarea específica de anular a las dos estrellas del equipo danés, aunque eso le obligara a jugar con cinco defensas en total, y concediéndole a Gallego la responsabilidad de marcar la pausa y la aceleración en el equipo, según viera colocado al rival. España consiguió que Dinamarca tuviera poco la pelota, que cuando la tuvo contara poco con Elkjaer y con Laudrup y que sus jugadores se sintieran incómodos. Consiguió, en definitiva, imponer las condiciones.
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