Duras alusiones al sector crítico en un acto del PNV
Xabier Arzalluz, presidente de la ejecutiva del Partido Nacionalista Vasco (PNV), afirmó ayer en Vitoria que el Gobierno central no teme tanto a ETA como al PNV. "ETA un día acabará, pero nosotros no", dijo. En un ambiente triunfalista, ninguno de los oradores, todos ellos pertenecientes al denominado sector oficial, obvió la crisis interna del partido nacionalista. Javier Aguirre, presidente de la ejecutiva alavesa y portavoz del Consejo Nacional del PNV (EBB), afirmó que en los zapatos, las chinas que más daño hacen son las de casa, y que sin pasar mucho tiempo se va a hacer necesario quitar las chinas "y tirarlas lejos".
Los actos nacionalistas en Vitoria, en los que también Participó el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, duraron toda la jornada. Por la mañana, Arzalluz y Ardanza inauguraron una sede del PNV (batzoki) en Vitoria.No participó en el acto el alcalde de Vitoria, José Ángel Cuerda, del sector crítico, que encabeza Carlos Garaikoetxea. Cuerda, en una carta remitida a la organización (según fuentes del sector oficial) excusaba su asistencia e indicaba que la nueva sede aún carecía de la oportuna licencia municipal.
Arzalluz animó a los presentes a dar ejemplo a la juventud para continuar la labor llevada a cabo por los nacionalistas históricos. En el acto también se repartieron algunos panfletos, supuestamente del sector crítico, en los que textualmente se decía: "Nacionalista, anula tu voto; Arzalluz, diálogo interno", todo ello enmarcando la palabra PNV cruzada por un trazo grueso.
El portavoz del PNV, Javier Aguirre, con sus referencias a las piedras en el zapato, fue el orador más explícito a la hora de referirse a la crisis del partido, en el acto de inauguración del batzoki, que entre su decoración exhibe un retrato de Carlos Garaikoetxea, en calidad de ex presidente del Gobierno vasco.
En un clima de exaltación, los asistentes a la inauguración de la nueva sede social se trasladaron hasta el polideportivo vitoriano de Mendizorroza, marco en la noche del sábado del mitin del presidente del Gobierno, Felipe Gronzález.
A los postres, Arzalluz, Ardanza, Aguirre y el candidato alavés se dirigieron a los 1.300 comensales manejando cuatro ideas básicas: el PNV va a ser el gran ganador en la comunidad autónoma de las elecciones del próximo domingo; todos los que viven en Euskadi son vascos y nadie es discriminado por haber llegado de fuera; el programa nacionalista es positivo y huye de la calumnia, y en el partido hay división, pero sólo con la unidad se logrará avanzar.
Xabier Arzalluz, sin abrir la caja de los truenos -que reservó según él mismo dijo, para un próximo mitin-, consideró que la en trada en Europa es un nuevo reto para los vascos.
En su discurso, Arzalluz no evité la crisis interna, y, abundando en sus palabras de la mañana, cuando afirmó que el partido no necesita dioses sino trabajadores del día a día, pidió a los asistentes que si él se encumbra algún día, le bajen sin miramientos del pedestal. "Nosotros no tenemos prisa; hemos trabajado a lo largo de los 91 años de historia del partido y lo haremos otros 91 años más", indicó Arzalluz.
Por su parte, el presidente del Gobierno autónomo vasco, José Antonio Ardanza, tuvo, al igual que otros oradores del acto político, referencias a la actitud del Gobierno central ante la puesta en marcha de un segundo canal en castellano de la televisión autonómica vasca.
Curiosamente, en el mitin no hicieron acto de presencia los equipos de filmación de la televisión autonómica vasca (ETB), y sí los de Televisión Española.
Al comienzo del discurso del presidente del Ejecutivo vasco, una voz entre el público preguntó dónde estaba el alcalde de Vitoria. El lendakari, con aplomo, contestó con los micrófonos por testigos: "No lo sé, y ése no es mi problema".
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