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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

'Otras' víctimas del fracaso matrimonial

Existe afán por presentar a las mujeres como víctimas exclusivas en los casos de fracaso matrimonial, y el reportaje que publicó este diario el pasado 8 de junio contribuye a fortalecer ese equívoco. Así, parece quedar fuera de toda duda que los hijos deben ser confiados a las madres, que los padres son los que tienen que aportar dinero a la otra parte y que éste es el único aspecto a vigilar por los poderes públicos.¿Qué ocurre si un padre acoge a su hijo escapado del lado de la madre porque ella se ha amancebado con un hombre casado? ¿Y si ella, además, ha abandonado el hogar conyugal establecido en la sentencia de separación para trasladarse con todo el ajuar familiar a casa de su amante? ¿Y si éstos deciden vivir solos instalando a los seis niños (seis de cada matrimonio con promiscuidad de sexos y con un inválido entre ellos) en otro piso del mismo edificio? ¿Y si el padre y el mencionado hijo se ven despoja dos de gran parte de sus pertenencias personales que pasan a ser disfrutadas por los otros?

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'Otras' víctimas del fracaso matrimonial

Pues ocurre que el padre decide, unilateralmente, suspender su aportación económica a la otra parte y solicitar de los tribunales la correspondiente modificación de medidas para que, entre otras cosas, le confíen la custodia de los otros dos niños. Pues ocurre que los tribunales intervienen con gran celeridad el suelo del padre obligándole, sólo a él, al cumplimiento del convenio de separación amistosa. Pues ocurre que los tribunales no han dictado nueva sentencia al cabo de 16 meses, a pesar de haberse comparecido ante el juez y el psicólogo de la sala. Pues ocurre que, desde hace más de año y me dio, la madre está recibiendo una pensión para mantener a un hijo que no vive con ella. Y ocurre que de poco sirven las buenas intenciones progresistas del legislador si en la práctica de la ley sigue estos derroteros.

Y ocurrirá que, si las parejas y los hijos ilegítimos van a gozar de idénticos derechos -pero sin deberes ni problemas- que los demás, la gente acabará pensando que para qué demonios casarse. Y ocurrirá que la derecha seguirá asustándonos con el fantasma de la destrucción de la familia.-

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