Fallos hasta en los himnos.

El Mundial de la comunicación, como predijo con prepotencia Guillermo Cañedo, presidente del comité organizador, falla hasta en los himno. No sonó el brasileño en el partido con España y fue ridículo ver a los jugadores posar para los fotógrafos, cansados de eisperar el arreglo de la megafonía. En el México Bélgica fue el público el que se puso a cantar el himno mexicano, que no sonó. Mientras los jugadores mexicanos se ponían firmes, con la mano en el pecho, los belgas, sin enterarse, calentaban peloteando. Además, en el marcador electrónico, ni siquiera estaban los nombres de los contendientes. Simplemente: locales y visitantes. El miércoles, los escoceses escucharon su particillar Scotland the brave, cuando lo habitual es el God save the queen. La reina Isabel no se habrá sentido muy contenta.