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Tribuna:MÉXICO 86
Tribuna
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El mito del calor y la altitud

Del calor y la altitud de México que se iban a encontrar los jugadores en el Campeonato del Mundo de fútbol se ha hablado mucho. Tres selecciones, hasta ahora, han demostrado que se trataba de un mito: Unión Soviética, Argentina y Canadá. Las demás, por lo que se ha visto, se creyeron, en cambio, que las altas temperaturas y la carencia de oxígeno iban a afectar seriamente a sus jugadores y plantearon los partidos con un juego muy lento. El resultado está a la vista. Los goles y el buen juego caen en México al lado de quienes se muestran más agresivos.Canadá, es cierto, no ganó ante Francia. Pero logró un resultado digno (0- 1) ante el campeón de Europa en su debú mundialista. Y su derrota se produjo a 10 minutos del final. Su forma de jugar me gustó y, de haber tenido jugadores de más categoría en el equipo, el resultado habría acompañado a su valentía.

Las selecciones de la Unión Soviética y Argentina hicieron lo mismo que Canadá: imprimir a su juego un fuerte ritmo de salida, olvidándose del calor y la altitud.

Había agresividad en sus jugadores y mucho trabajo sin balón. Eran conscientes de que no podrían aguantar todo el partido con el mismo derroche físico, pero también sabían que ellos sí podrían acomodar el ritmo; los contrarios, en cambio, no podrían ir de menos a más en los 90 minutos.

Uno de los imposibles del fútbol es que un equipo cambie de un ritmo lento a otro rápido en el transcurso de un partido. Lo contrario sí es posible y se demuestra constantemente cuando un equipo marca un gol. Ralentiza su juego para defender la ventaja y casi siempre con éxito, porque al rival le obliga precisamente a esa utopía futbolística que es el jugar a mayor velocidad de la que desarrollaba sin perder el control del balón.

Marcar primero

Por eso en este Mundial de México es fundamental marcar primero, puesto que los planteamientos de juego suelen ser, ya de salida, conscientemente lentos, por lo que quien encaje el primer gol se ve obligado a buscar en sus acciones un mayor ritmo para buscar el empate. Y si ese gol se encaja en la segunda parte resulta aún más dramático, porque no se dispone de un descanso que permita, en esos 45 minutos siguientes, plantearlos como si de otro partido se tratara.

El España-Brasil. puede ser un ejemplo de esto. Ambas selecciones salieron lentas y tranquilas. Brasil marcó primero y los jugadores españoles fueron incapaces de hacer ese cambio de ritmo que se precisa para hacer gol cuando se juega contra el reloj. Le faltó capacidad de reacción.

El calor y la altitud tienen soluciones. Tres selecciones lo han demostrado. Jugar como si esas condiciones -el calor y la altitud- no fueran extremas. Para combatirlas no hay más que salir fuerte.

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