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MÉXICO 86

Astrólogos y brujos apuestan por Brasil

Es verdad que no hay nada que recuerde la contagiosa fiebre de optimismo que suele encubrir la participación de Brasil en los campeonatos de fútbol. Pero el pesimismo de las últimas semanas cedió lugar, desde el pasado jueves, a una recuperación de la esperanza entre los brasileños. Astrólogos, adivinos y brujos coinciden: ganará Brasil por 2-1.Si bien es cierto que no hay mucha comparación entre - lo que se ve en las calles hoy con lo que se veía hace cuatro años, de repente saltaron el verde y el amarillo -los colores nacionales- y los brasileños parecen confiar otra vez en los designios del destino. No hay mucha explicación para la fiesta de colores que, de la noche a la mañana, cubrió Río de Janeiro y Sao Paulo, después de semanas de constante desinterés por la débil actuación del equipo.

El pasado viernes, mientras la gente empezaba a trazar pronósticos para el partido de hoy frente a España, no faltaron astrólogos, numerólogos, adivinos y brujos para intentar descubrir el futuro. En Río, el pai-de-santo Ricardo de Oxum, que lee el futuro en un juego de conchas, aseguró, con toda serenidad, que Zico jugará todo el partido contra España y que Brasil ganará por dos goles a uno.

En Recife, capital del Estado de Pernambuco, la única mujer que conduce un autobús de transporte urbano abandonó el uniforme reglamentado y pasó a trabajar con la camisa de la selección. Ella dice que el pronóstico de Ricardo de Oxum es correcto. "Vamos a empezar perdiendo pero, al final, marcaremos dos goles", dice ella. En Río, Leo Chaves, un niño de 12 años, está absolutamente seguro del resultado. Por una de esas raras coincidencias que tanto impresionan a los supersticiosos, él asegura el mismo resultado: 2-1. Dice tener una razón fuerte para sentirse absolutamente seguro: "Lo soñé".

En Sao Paulo, ciudad normalmente más austera que Río, en los últimos días las calles fueron tomadas por multitudes vestidas con verde o amarillo. Los comercios pusieron cintas de los mismos colores en las vidrieras, los coches circulan con banderitas brasileñas y todos parecen sufrir la doble sensación de arrepentimiento por el pesimismo que existió hasta hace pocos días y, a la vez, el temor de demostrar demasiado optimismo.

En la gran colonia española habrá concentraciones binacionales: padres españoles esperan la victoria de España, mientras que sus hijos, brasileños, esperan la victoria de Brasil. "Lo mejor sería el empate", dijo ayer un camamero del restaurante Castelo da Lagoa, en la zona sur de Río. El dueño es español. Mandé instalar una pantalla gigante en el restaurante para que los clientes puedan ver el partido.. Menú: "Paella brasileña", es decir, una paella con un ligero toque local.

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