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ELECCIONES, EL 22 DE JUNIO

Café y esperanza

F. J., La travesía del desierto en los cinco últimos años apenas ha dejado señales perceptibles en el duque de Suárez: mantiene sus costumbres, su afabilidad en el cuerpo a cuerpo con el interlocutor, su buena forma física -aunque en los últimos meses ha encanecido notablemente, poco, en todo caso, para sus cas¡ 54 años-, su sastre es el mismo y tan sólo una corona bordada obre sus iniciales en la camisa denota su nueva situación.

Mantiene también su terquedad el aire de desafío: si las eleccioes del 22 de junio le conceden un resultado adverso, -"hipótesis que yo no contemplo" dice-, seguirá imperturbable la travesía del desierto. Marchará en solitario, "como un eremita", caso de que comenzasen las deserciones de sus fieles hacia tierras más promisorias.

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Dicen sus íntimos que ahora lee más, que ha reflexionado; en todo caso, su discurso es inalterable y gue girando en torno a la necesidad de consolidar el poder civil -no ahorra alfilerazos a la política de ascensos militares llevada a cabo por el ministro Serra, por ejemplo- y de propiciar una mayor igualdad económica entre los españoles: "ésa es la única promesa que no he cumplido de cuantas hice siendo presidente del Gobierno. Pero la cumpliré".

Al tiempo que consolidaba si amistad con algunos líderes latinoamericanos, su antinorteamericanismo parece haberse agudizado lo mismo que su fobia contra ciertos poderes fácticos, que ahora le retribuyen cerrando el grifo de los créditos. Él responde presentándose como la víctima, "la cenicienta" de una situación injusta, y ha decidido plantar cara al poder bancario. No parece importarle, e incluso parece gustarle, que en algunos círculos le sitúen a la izquierda del PSOE, pero nunca se planteó seriamente, aunque ciertas personas se lo sugirieran, la posibilidad de encabezar un frente amplio de alternativa progresista al socialismo.

Aseguran que en algún momento debió hipotecar su chalé, y que el bufete de la calle Antonio Maura se vió abandonado por algunos colaboradores procedentes de los tiempos de UCD. Suárez, impávido ante los contratiempos, se mantiene de café y de esperanza. No considera que sea patético sostener aún su profecía de que "inevitablemente" volverá a ser presidente del Gobierno, y tiene de sí mismo una cierta imagen de Moisés llevando a su pueblo, a través del desierto, a la tierra prometida. Quien quiera verle perder los estribos, sólo tiene que insinuar la posibilidad de que su partido haya recibido en el pasado ayudas financieras procedentes del PSOE: él no quiere ser "sicario de nadie".

Rechaza tajantemente que los socialistas hayan encontrado facilidades para utilizarle como ariete frente a Miquel Roca, de quien no se recata en afirmar, por el momento en privado, que es la "nueva alternativa de la derecha" frente al PSOE, de la misma manera que, desde las filas reformistas, se le califica a él de "submarino" de los socialistas.

Guerra de bulos

El propio presidente del PRD, Antonio Garrigues, equiparó a Suárez con Santiago Carrillo, "dos submarinos (del PSOE) que no saldrán nunca a flote para respirar aire libre y permanecerán hundidos para siempre". Al propio tiempo, rumores difundidos por el PRD y recogidos en algún medio de prensa, señalaban que los socialistas darán 500 millones de pesetas a los suaristas para la campaña. Un rumor que parece tan sólo la devolución de otro, lanzado desde los aledaños del CDS, que aseguraba que los reformistas pagaron 60 millones de pesetas a Federico Carlos Sáinz de Robles para que éste aceptase encabezar la candidatura madrileña del PRD, algo tajantemente desmentido por el ex magistrado.

José Ramón Caso replicó ayer a Garrigues: "Lo mejor que puede hacer es callar; yo que él tendría más pudor, pues si hay alguien que tiene padrinos ya se ha visto quién es, con el reparto de los créditos electorales".

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