Las buenas noticias dejan de tener importancia
Las buenas noticias que sin cesar llueven sobre los mercados de valores no consiguen enderezar la trayectoria descendente, con lo que se pone de manifiesto cierta intencionalidad o, cuando menos, el beneplácito que las fuerzas del mercado le Conceden a la actual situación. Los volúmenes negociados indican que lo único que falta es un dinero, precisamente el que empuja, capaz de orientar otra vez los precios al alza. La favorable evolución del IPC de abril, o la nueva disminución en la retribución de los pagarés del Tesoro son, aparentemente, motivos más que suficientes para hacer subir la bolsa, pero en esta ocasión el papel, que ya al cierre de la sesión anterior presionaba en casi todos los sectores, no ha encontrado la respuesta lógica del dinero, con lo que todos los mercados han vuelto a registrar bajas, en general no demasiado importantes.La presión vendedora no ha sido en esta ocasión tan fuerte como en las sesiones anteriores, por lo que hay que atribuirle toda la responsabilidad del nuevo recorte a la negligencia de los compradores, todavía poco convencidos de las posibilidades de los mercados a medio plazo. Las eléctricas, verdadero termómetro de la coyuntura, insistieron en la apatía compradora, dándole a la sesión ese aire de fracaso que se respiraba en el parqué a la luz de las noticias que llegaban del exterior. Los recortes se situaron esta vez en torno a los tres enteros, con lo que se confirma cierta resistencia en los niveles actuales. Unión-Fenosa, que comenzó su ampliación de capital en la proporción de una acción nueva por cada 11 antiguas, con el 20% liberado, descontó las 10,25 pesetas a que se cotizaron los derechos de suscripción junto con 2,20 enteros.
En el sector bancario tampoco se detectó ninguna intención compradora, registrando los siete grandes saldos negativos por un total de 216.447 títulos, más del doble que en la jornada precedente, al tiempo que los títulos negociados descendieron hasta 450.000. Sólo dos de estos valores consiguieron repetir, mientras que las bajas oscilaron entre cinco y 35 enteros, correspondiéndole este retroceso al valor que hasta ahora se mostraba más estable y favorecido por los compradores.
Los sectores industriales fueron los que acusaron con más fuerza el ambiente irregular, bien porque los deseos de detener la carrera descendente son mayores entre estos valores, bien porque reaccionan con mayor rapidez ante los cambios. Una realización de beneficios del alcance de la actual es completamente normal, teniendo en cuenta las plusvalías a que se hace referencia, pero no deja de resultar contradictorio un mercado tan marcadamente vendedor con una coyuntura económica más favorable que nunca. Fueron pocos los valores que respondieron positivamente, pero incluso en estos casos, su reacción puede considerarse como técnica ante las bajas que han acumulado en estas cuatro sesiones. Ningún sector consiguió terminar la sesión con un avance en su índice general, y sólo alimentación cerró con una pérdida inferior a un punto. Telefónica volvió a dejarse influir por el ambiente y cedió otros dos enteros, lo que contribuyó a que la sesión tuviese, cuando menos, un criterio unánime en cuanto a su evolución.
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