Cosa de cadáveres
Los franceses han seguido siempre el sentir popular: en la variedad está el gusto. En 1973, mientras Truffaut hacía La noche americana, Godard sentía el cosquilleo del vídeo y Agnés Varda no hacía nada, Francisco Girod, periodista, debutaba en el terreno del largometraje (donde haría una carrera no muy brillante, por cierto) con El trío infernal.
La variedad, claro, está en la disparidad de estilos e intenciones. El estilo de Girod es, básicamente, el de la comedia negra y cruel, astutamente diseñada para epatar al burgués; su intención, conseguirlo mediante la explotación del morbo del espectador, ese acto tan hipócrita de repudiar las imágenes revulsivas pero lanzarse a ellas sólo olerlas. El trío infernal, así, es una película útil, aunque muy de su momento: tras Zulawski ya no es posible que nadie se escandalice con Girod. La estética del filme, art déco chillón, nos sumerge en la Francia de entreguerras y en su textura especial, aunque poco tiene que decir el cineasta -porque no quiso o porque no supo- de la moral que regía el ambiente. Y su trama se reduce a los hechos -reales, sucedidos en Marsella allá por los años treinta- que perpetra un abogado fascista con la ayuda de dos damas muy particulares: estafas y asesinato.
Dos cosas -sobre todo- dan a esta película su gracia. Una es el reparto, donde destaca su principal protagonista masculino, el salvaje Michel Piccoli -tan salvaje aquí como en Themroc-, y tres actrices de campeonato: Romy Schneider, envuelta en su aura de mujer mítica; Andrea Férreol, la de La grande bouffe, -encantadoramente gorda, y un descubrimiento, Mascha Gomska, quizá el mejor elemento del elenco.
La otra cosa, aunque grosera y en cierto modo -si entendemos por cine la capacidad de síntesis- antiartística, es su larga escena -unos 20 minutos aproximadamente- del asesinato y posterior desaparición del cadáver con ácidos, bañera y cubos. Ahí es donde El trío infernal alcanza su máxima cota repugnante, que es a lo que iba Girod. Escena demencial que encierra en ella todo el poder provocativo de un cine que quiere romper delicadezas y espíritus sensibles. Lo consigue.
El trío infernal se emite mañana a las 22.10, por TVE-2.
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