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Cajamadrid adquiere la Caja Rural de Madrid

La Caja de Ahorros de Madrid (Cajamadrid) absorberá la Caja Rural de Madrid una vez que la asamblea de socios de esta última entidad acuerde su disolución y el traspaso de¡ activo y el pasivo de la caja rural, así como de las oficinas y empleados, a la caja de ahorros. El Fondo de Garantía estudió las ofertas presentadas por la Caja de Ahorros de Madrid, La Caixa y la Caja de Aragón, Zaragoza y La Rioja (CAZAR), y decidió recomendar la primera al Banco de España.

Las tres ofertas presentadas para la adquisición de la Caja Rural de Madrid, intervenida por el Banco ¿te España en el mes, de octubre del año pasado, eran similares en cuanto a las condiciones económicas, ya que ninguna de ellas planteaba la necesidad ¿te recibir ayudas suplementarias para sanear a la entidad, que tenía unas pérdidas acumuladas, a finales de 1985, de 4.500 millones de pesetas. Las diferencias existentes se cifraban en que la Caja de Ahorros de Madrid, al estar presente en la mayor parte de los pueblos de la provincia, no planteaba la posibilidad de cierre de oficinas mientras que la Cazar, y sobre todo La Caixa, ponían como condición para absorber a la rural de Madrid autorizacio5n para cerrar un buen número de las sucursales existentes y permiso para abrir otras en los núcleos urbanos, especialmente en la capital. El Fondo de Garantía de Depósitos ha decidido proponer la oferta de la Caja de Ahorros de Madrid porque su presencia en toda la provincia garantizaba la continuidad en la prestación del servicio a los agricultores madrileños y porque, "en condiciones iguales se debe optar por la caja de la comunidad autónoma y no vulnerar así la legislación sobre expansión territorial".

Fuertes pérdidas

La Caja Rural de Madrid, integrada dentro del consorcio Banco de Crédito Agrícola-Cajas Rurales, recibió ayudas en 1984 por importe de 624 millones de pesetas procedentes del fondo de compensación de cajas rurales, ya que se consideraba en aquel momento que sus p6didas reconocidas -1.377 millones de pesetas- procedían de operaciones realizadas para el mantenimiento de la Caja Rural. de Jaén. No obstante, la auditoría realizada por el Banco de Crédito Agrícola dentro del plan de saneamiento conjunto reveló que las pérdidas reales eran muy superiores a las declaradas por los gestores de la Rural de Madrid, cifrándose a finales de 1985 en 4.500 millones de pesetas, de las que bue ina parte no eran achacables a las operaciones con la de Jaén sino a irregularidades de gestión interna y a créditos concedidos a empresas inmobiliairas y constructoras de Madrid.

En octubre de 1985, la auditoría descubrió irregularidades en la gestión de tesorería de la Caja Rural de Madrid, mediante depósitos a tipos de interés especialmente bajos en el Banco de Brasil. El Banco de España decidió intervenir la Caja Rural de Madrid como medida cautelar y pocos días después dimitía el consejo rector de la misma, a instancias de la autoridad monetaria, quien nombró administradores temporales en la misma y que siguen en la actualidad.

La Caja Rural de Madrid tiene una red de 105 oficinas, un volumen de depósitos algo superior a los 18.000 millones de pesetas, unos recursos propios de 1.100 millones de pesetas y unas pérdidas acumuladas de 4.500 millones de pesetas. La red de oficinas cubre bien los objetivos de una caja rural aunque también hay sucursales cuya viabilidad económica para imposible.

La Caja de Ahorros de Madrid, al estar presente en toda la provincia y, tener libertad de apertura de oficinas y de modificación de las actuales, podrá ajustar estos problemas de forma más rápida y menos traumática que el resto de las cajas que optaban ala compra.

De hecho la Cazar ponía como condición para absorber a la Caja Rurail de Madrid el cierre de algunas de estas oficinas consideradas inviables. La Caixa, por su parte, proponía el cierre de unas 50 sucursales, practicamente la mitad de la red existente, y solicitaba que se le autorizara a convertir una parte importante de las actuales oficinas del grup Caixa -situadas en los pnincipales barrios de la capital y los municipios del área metropolitana- en agencias de pleno derecho de La Caixa.

La batalla por la expansión geográfica

La resolución de la crisis de la Caja Rural de Madrid mediante absorción por parte de la Caja de Ahorros de Madrid vuelve a poner sobre el tapete los problemas con los que se enfrentan algunas cajas de ahorro ante las limitaciones a su expansión geográfica fuera de: las regiones de origen. Las grandes, cajas, muy concentradas en las comunidades autónomas en las que surgieron, tienen problemas de rentabilidad. a largo plazo si se sigue manteniendo la prohibición de abrir oficinas fuera de este territorio.De hecho, en las últimas asambleas de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, las grandes cajas, y en especial La Caixa y la Caja de Madrid, votaron juntas ara solicitar del Ministerio de Economía la derogación de las cláusulas de prohibición de extraterritorialidad. Como esa vía no avanzaba por los problemas planteados por las cajas medianas y pequeñas, las grandes cajas intentaron llegar a un acuerdo de "no agresión" en las posibles operaciones de ampliación por la vía de compras de entidades en dificultades. Acuerdo que se habría quebrado tras la operación de la Caja Rural de Madrid.

La Caja de Ahorros de Madrid viene desarrollando desde hace tiempo una política de expansión en otras regiones mediante compra de cooperativas de crédito en dificultades. La anterior operación fue la adquisición de la Caja Rural de Reus -60 oficinas, 10.000 millones de depósitos y algo más de 2.000 millones de pérdidas-, que no tuvo fuertes impedimentos por parte de las cajas de ahorro catalanas, aunque algunas de ellas intentaron presentar,una oferta de adquisición que al final no fue considerada porque se solicitaban ayudas oficiales para el reflotamiento mientras que Cajamadrid acepta hacerse cargo de las pérdidas ya afloradas y de las que pudieran surgir. A cambio, Cajamadrid obtenía permiso para cerrar unas 10 oficinas de la Caja Rural de Reus y abrir el mismo número de sucursales en otras poblaciones más turísticas, dentro de un calendario pactado.

La operación de La Caixa con la Caja Rural de Madrid venía a perseguir los mismos objetivos, aunque posiblemente de forma más acentuada. La última oferta presentada por La Caixa hablaba de sustituir cerca de 50 de las oficinas existentes dentro del organigrama de la Caja Rural de Madrid por un número similar de oficinas en Madrid capital y los municipios adyacentes, donde se concentra, la mayor parte. de la población de la provincia.

La propuesta ha debido parecer desproporcionada a los responsables del Banco de España, quienes posiblemente habrían aceptado un. plan simílar al que presentó Cajamadrid, en el caso .de la Caja Rural de Reus, ya que ésta rompe la territorialidad, pero no de forma tan fuerte. En cualquier caso, parece claro que La Caixa no volverá a permitir la presencia de una caja "foránea" dentro de Cataluña, dada la reciente experiencia. Al tiempo volverán a crecer las presiones para que se rompan de una vez por todas las limitaciones legales a la expansión fuera de las regiones de origen.

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