El vuelo a baja altura salvó a los pasajeros
La apertura de un boquete en el fuselaje de un avión en vuelo tiene como consecuencia inmediata la despresurización de la cabina de pasajeros, fenómeno que es tanto más peligroso cuanto más alto se encuentra el avión, explicó ayer a este periódico Sebastián Sánchez Valilla, comandante jefe de día de Iberia. En el caso del avión de la TWA, la explosión se produjo cuando el avión volaba a unos 4.500 metros de altura, debido a que había iniciado el descenso para aterrizar, por lo que se encontraba en el límite de supervivencia, ya que la diferencia de presión entre la cabina y el exterior era pequeña y la despresurización no fue del tipo explosivo, que puede llegar a destruir el avión.Dado que la presión de la atmósfera disminuye con la altura, los aviones van hinchados artificialmente para mantener la adecuada presión dentro y se despresunzan a medida que pierden altura para aterrizar. La bodega de carga también va presurizada. El riesgo de una explosión a la altura citada o menor es, sobre todo, que afecte a los sistemas (hidraúlicos y mecánicos) con los que el piloto controla el avión, lo que aparentemente no sucedió en este accidente. Al parecer, el artefacto que provocó la explosión se encontraba en la bodega de carga delantera. Esto explicaría, según otras fuentes, los leves efectos producidos, ya que se trata de la zona más segura del avión.
Al producirse una despresurización, se nota una fuerte sensación dolorosa en los oídos, y se produce una especie de niebla en la cabina, ya que el aire se condensa.
La expulsión de cuatro pasajeros y las heridas sufridas por otros pueden deberse a una combinación de los efectos de la explosión y de la ligera despresunización que se produjo, que afectó a los pasajeros más cercanos al lugar de la explosión. En el caso de una despresurización explosiva o brutal (la que sucede al producirse un accidente a gran altura), los pilotos están entrenados para bajar rápidamente a una altura en la que sea posible la supervivencia. A 10.000 metros, la falta de oxígeno, el frío y la presión hacen que sólo sea posible la vida durante dos minutos.
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