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20.000 policías vigilan Tokio para impedir nuevos atentados

Veinte mil policías japoneses están desde ayer en permanente estado de alerta en Tokio -8.396.103 habitantes- ante los múltiples atentados perpetrados en los últimos días por grupos de extrema izquierda con cohetes de fabricación casera, en lo que parece un plan para mantener en vilo a las fuerzas de seguridad en vísperas de la conmemoración del 601 aniversario del acceso al poder del emperador Hiro Hito, el 29 de este mes, y la cumbre económica de Tokio, del 4 al 6 de mayo.

Estas nuevas acciones de guerrilla urbana empezaron el pasado día 25, cuando de manera casi simultánea fueron lanzados tres cohetes incendiarios contra la sede de la Embajada de Estados Unidos en Tokio y otros tres contra los jardines del Palacio Imperial. Tres días después, el 28 de abril, fue la sede central de la policía de Osaka, segunda ciudad del país -2.623.124 habitantes-, la que se vio bombardeada. El pasado lunes le tocó el turno al palacio de Akasaka -donde se celebrará la cumbre de jefes de Estado o de Gobierno de los siete grandes del bloque occidental- y al edificio adyacente del palacio de Togu, residencia de los principales herederos, Akihito y Michiko."Estos actos son deplorables y haremos todo lo necesario para combatirlos", dijo ayer en Tokio el portavoz del Gobierno, Masaharu Gotada. Las medidas policiales son extremas en todo el centro de Tokio, con severas restricciones de aparcamiento, control de automóviles y casi un desfile permanente ante la Embajada de EE UU y sedes gubernamentales.

El montaje de los atentados ha sido casi siempre el mismo. Desde automóviles aparcados o camionetas -la última camuflada como repartidora de cervezas-, los activistas de extrema izquierda disparan mediante control remoto artefactos compuestos por botes metálicos, del tipo de un aerosol, llenos de gasolina y dirigidos, como bengalas, por palos de madera y lanzacohetes capaces de alcanzar objetivos situados entre medio kilómetro y 700 metros.

Como responsables de la operación se han presentado las principales fracciones de la extrerna izquierda japonesa, que fuentes policiales estiman puede contar con unas 9.000 personas. En particular el grupo Chukaku-Ha (principal fracción de la Liga Comunista Revolucionaria), que cuenta con unos 5.000 miembros. Uno de sus principales líderes, Toshialá Hashimoto, de 42 años, fue detenido el pasado 4 de marzo, en Matsumo. Otro de sus dirigentes, Matsuo Makoto, de 34 años, se autodefine "revolucionario profesional".

La extrema izquierda japonesa considera al emperador responsable de la entrada en la guerra asiática y del Pacífico en las décadas de los treinta y los cuarenta; al actual primer ministro, Yasuhiro Nakasone, como el líder más reaccionario desde la II Guerra Mundial, y a la cumbre de Tokio, la reunión del bloque capitalista.

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