_
_
_
_
_
Reportaje:RENOVACIÓN EN EL SISTEMA FINANCIERO ESPAÑOL

El bienio de la gran banca

Transformación radical en las tres primeras entidades del país

Los nombramientos de José María López de Letona como vicepresidente y consejero delegado de Banesto y la confirmación de que Luis Coronel de Palma es el nuevo vicepresidente del Banco Central suponen el último paso dado para la transformación radical de las principales instituciones financieras del país. Quince meses han sido suficientes para asistir a cambios importantes en los tres bancos más grandes (Central, Español de Crédito e Hispano Americano). A partir de ahora nada va a ser igual en esas casas cargadas de historia.

Más información
Las ayudas para el banco público
Adelantarse a los problemas futuros

La llegada de Claudio Boada a la presidencia del Banco Hispano Americano, la tercera entidad por volumen de depósitos, en enero de 1985, fue de hecho, el pistoletazo de salida para que las grandes casas empezaran a pensar en su futuro a medio plazo, la instrumentación de medidas a corto plazo que garantizaran la solvencia futura.Poco tiempo antes, el Banco de España había logrado terminar las inspecciones realizadas a los grandes bancos. Inspecciones que se habían demorado en el tiempo como consecuencia de que el esfuerzo inspector se centraba en los bancos pequeños y medianos que, en distintas oleadas, iban declarándose en crisis de forma continuada.

El 'caso Hispano'

De los ocho grandes bancos (Central, Banesto, Hispano Americano, Bilbao, Vizcaya, Santander, Popular y Exterior) había uno que preocupaba de manera creciente: el Hispano Americano. La sustitución de Luis de Usera por Alejandro Albert que, en principio, se su ponía podía bastar para enderezar a ese grupo financiero, se mostró insuficiente tras la grave enferme dad que padecía el nuevo presidente.

La recomendación del Banco de España de que no se repartiera dividendo y la enfermedad de Alejandro Albert aconsejaron su sustitución por Claudio Boada y un nuevo equipo que tendría que enderezar la marcha pendiente abajo por la que discurría la cuenta de resultados del Hispano.

El primer paso fue suspender el pago del dividendo y destinar todos los excedentes a saneamientos; el segundo fue remover la estructura interna de la entidad financiera y, al tiempo, iniciar una fuerte política de venta de participaciones para disminuir el tamaño del banco y tratar de recuperar rentabilidad. Algo de eso se ha hecho en este año cuando el Banco de España ha permitido un reparto simbólico de beneficio entre los accionistas.

Los problemas del Central

El Banco Central ocupaba bastante tiempo a las autoridades monetarias especializadas en labores de supervisión. El Central, banco inversor de potencia y el primero por recursos ajenos, mantenía tasas de rentabilidad pequeñas y, se decía, presentaba problemas de gestión interna que debían solucionarse. La muerte en atentado de Ricardo Tejero Magro, hasta entonces consejero director general -equivalente a consejero delegado- reavivó las presiones internas y externas para que se produjeran los cambios esperados. En medio de todo ello salió a la luz la crisis del Banco de Valencia, entidad participada directamente en un 20% por el Central y que contaba con el apoyo casi total del Central. Además, la salida -más o menos voluntaria- de los hermanos Fierro del consejo de administración del banco (vicepresidente uno de ellos y que hace años tenían el principal paquete de acciones) precipitó las cosas más todavía. El Banco de España, por su parte, seguía presionando para ahondar más en las cuestiones de gestión de la entidad y exigía sacrificios para los accionistas.

El nombramiento de Epifanio Ridruejo como consejero director general del Banco Central fue el primer paso en la remodelación del banco que seguirá, sin duda, a lo largo de 1986.

Alfonso Escámez tuvo que anunciar, en carta dirigida a los accionistas a principios de año, que el Central repartiría el mismo dividendo que el año anterior, porque los recursos generados habían sido prácticamente los mismos y las necesidades de provisiones para morosos y fallidos no habían disminuido. Esta misma semana, Luis Coronel de Palma ha pasado de ser consejero a vicepresidente de la entidad.

Entre tanto, se reestructuró el funcionamiento interno del Central y la comisión ejecutiva del consejo se reúne diariamente, mientras que hasta ahora lo hacía un par de días a la semana.

La tercera pata

El Banco Central tiende a ser un banco de dirección colegiada. La crisis del Banco de Valencia se solucionaba mediante el acuerdo de que el Central garantiza una ampliación de capital y aportará todas las ayudas que sean necesarias para el total reflotamiento.

Banesto constituía la tercera pieza de preocupación para los supervisores del Banco de España. A operaciones de mala o nula rentabilidad, como Tierras de Almería, se añadían los problemas detectados en una filial: el Banco Garriga Nogués; los restos que quedan de la operación de absorción del Banco Coca y algunos problemas de una importante empresa constructora ligada al grupo.

La gestión allí también era discutida y sobre todo, la falta de sucesores claros a Pablo Garnica, presidente del Banco Español de Crédito (Banesto). Las negociaciones y discusiones han durado todo el pasado aflo y parece que se ha encontrado ana solución. José María López de Letona, presidente del Banco de Madrid, del grupo Banesto, fue nembrado consejero de dicha entidad.

El sucesor

En aquel mornento el nombramiento se interpretó como un paso más en la búsqueda de un sucesor. Las familias que controlan el consejo del Banco Español de Crédito se movieron en este sentido y lograron imponer una dirección colegiada que hasta entonces no había funcionado. Los cuatro directores adjuntos que había, fueron nombrados directores generales y se instituyó de manera formal la reunión de todos ellos con el presidente.

La fuerza de los hechos, o las presiones para llegar a soluciones y mejor vistas, no cesaron y López de Letona ha sido nombrado vicepresidente y consejero delegado de la entidad convirtiéndose en el número dos del banco, con poderes a los que ha renunciado el actual presidente.

Las familias de Banesto pasan a ocupar la tercera línea dentro del banco y no la segunda como hasta ahora. Banesto anunciará próximamente que también él repite el mismo dividendo que el año anterior.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_