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Antonio Puerta insiste en que el sindicato no debe asumir las tareas del partido

El secretario general del metal de UGT, Antonio Puerta, ganó ayer el congreso de dicho sindicato por abrumadora mayoría. Sus tesis apenas recibieron respuesta y fueron aceptadas por el 98,8% de los votos. Sólo Pontevedra se abstuvo en la votación del informe de gestión por desacuerdo con el desarrollo de la reconversión naval. El auténtico debate sobre la despolitización del sindicato -"que UGT no asuma tareas que son del partido"- no llegó a producirse. Ninguna de las delegaciones aprovechó la oportunidad de replicar a Puerta cuando contestó a las críticas recibidas en este sentido por los representantes de Valladolid y Cataluña.

El secretario general, en una hábil intervención, individualizó sus respuestas a las criticas sobre su teoría de despolitizar el sindicato, de manera que hizo aparecer como cuestiones distintas lo que en el fondo era una disconformidad con su idea de alejar el sindicato de posicionamientos políticos.Antonio Puerta había insistido en su discurso inaugural en que el sindicato debe profesionalizarse y evitar la tentación de asumir tareas que no le corresponden, y "agarrotarse" en cuestiones de principio. No ahorró autocríticas a la actuación del sindicato respecto a la confrontación con el Gobierno socialista. Y destacó que, en ocasiones, se había hecho llegar a la opinión pública situaciones de crispación que no existían y que sólo eran aspectos puramente formales.

Posteriormente, al responder a las críticas de las delegaciones, aclararía que el sindicato "debe ir más allá de las puertas de las fábricas, pero no sustituyendo a otra estructura que son los partidos". "Hay gente", dijo, "que se llena, la boca de autonomía y puede perder esa referencia,. y acusan a los que venimos del socialismo de correas de transmisión".

Las palabras de Puerta fueron interpretadas por algunos observadores como veladas críticas a las posturas de la ejecutiva confederal y, concretamente, de Nicolás Redondo.

Críticas escasas

A pesar de todo, las críticas fueron muy escasas y en ningún caso llegaron a reflejarse en una oposición abierta. Tal vez porque previamente Puerta había recogido la necesidad de fortalecer la estructura de lo que llamó el tronco del sindicato -las organizaciones territoriales y federaciones de rama- que era lo que la delegación de Cataluña y otras representaciones habían solicitado. Valladolid planteó el auténtico y frustrado debate, resumido de la siguiente manera: el sindicato es político y debe seguir siéndolo, y si no que se diga claramente dónde no debe intervenir. El informe es ambiguo. Parece que dice lo que no dice y que no dice lo que dice. Es oscuro. El debate murió en ese momento. Ni siquiera el Congreso se atrevió a analizar en profundidad la reconversión industrial de la que Antonio Puerta se mostró especialmente satisfecho, así como de la participación del sindicato en la negociación colectiva.El, ministro de Trabajo, Joaquín Almunia, que intervino en el acto de apertura, pidió el fortalecimiento de los sindicatos y explicó las realizaciones de su departamento.

En lo que podrían interpretarse como una coincidencia con las tesis de Puerta, el ministro dijo que los sindicatos debían dar mayor énfasis a las negociaciones con las empresas, aunque el Gobierno no se negaba a la posibilidad de participar en acuerdos. Antón Saracíbar, que habló en nombre de la ejecutiva confederal, destacó que lo más importante era la estabilidad orgánica y la unidad y pidió ayuda al metal para conseguir la integración de los técnicos y cuadros en el sindicato.

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