Hablar con el vientre a una señora
Otra sección fija en Protagonistas. Mari Carmen y sus muñecos cubrirán la cuarta hora de este programa en el estudio cara al público de Miramar-COPE. Un tiempo de radio donde según Luis del Olmo no se pretende ponerle puertas al campo. Lo han titulado Doña Rogelia, mon amour. La muñeca agropecuaria, sedicente encarnación de la sabiduría popular, basa gran parte de su gracia en el equívoco de su sordera, generadora automática de retruécanos. El número fuerte de este primer espacio coincidente con el denominado Día de los Enamorados, fue la presencia real en el estudio de "una mujer muy especial, una auténtica señora: doña Marta Ferrusola, esposa del molt hónorable president Jordi Pujol" (Del Olmo dixit). Doña Rogelia, metida a entrevistadora, acabó sien do entrevistada.La inverecunda muñeca fingió esforzarse en moderar su léxico para la ocasión, aunque "el léxico lo tengo mal porque el bajo vientre ya no va bien", Doña Marta supo entrar con espontaneidad y desparpajo en la complicidad que le brindaba el arte de la ventriloquía.
Gracias a la indiscreción calculada de Doña Rogelia nos enteramos que doña Marta también lleva refajo, como las mujeres honradas; que no sale al balcón de la Generalitat, salvo "en los acontecimientos importantes: cuando llega el Barça, cuando llegan los del Everest"; que algún día llegará ella también al Everest y pondrá una bandera catalana bien grande; que el servicio doméstico le dura mucho y que hay personas en casa que le ayudan a ordenar la ropa ("¿a ordeñar la ropa?", entiende doña Rogelia; "¡Ay qué leche más buena hay en esta Cataluña'").
Las flores
Se interesa Doña Rogelia por cómo se dice en catalán coñe o cómo se pronuncia "el Venerable" (%es el vulnerable?"...). Es tas curiosidades quedan insatis fechas. Otras, no.
Doña Rogelia: "¿Cómo conoció usted a don Jordi, tan bonico. Era médico, ¿verdad?".
Doña Marta: "Sí, sí; era médico, pero no curaba".
Doña Rogelia: "Pues a usted la curó del todo...".
Doña Marta (riendo): "Sí, pero al cabo de 30 años, ¿eh?".
Y como es el día de las flores ("claro, toos muertos", replica la deslenguada anciana), es Mari Carmen quien en serio, dejando descansar unos instantes a su alter ego, brinda a doña Marta la ocasión de despedirse hablando de una de sus grandes pasiones:el arte floral.
Ello nos permitirá enterarnos una vez más de lo exquisitos que son los japoneses en este terreno. Con la entrega de un ramo de flores, aplausos y bendiciones a la simpatía y hermosura de la presidenta, se la despide.
A todo ello ha precedido una escena de mesa camilla a cargo de Don Juan del Olmo y Doña Rogelia de Ulloa, la lectura de una carta apócrifa del agotado ministro Barrionuevo en la que confiesa estar solo e incomprendido (en la contestación, Doña Rogelia le ofrece el cargo de alguacil de Orejilla, que va a quedar vacante). Y acto seguido, con la inevitable comparecencia de la repipi Daisy dando lectura a un alegato feminista, y de Rodolfo, el león de la acera de enfrente, metido a corresponsal de guerra.
Ha estado en Libia y viene "lívido". Allí sorprendió a "Muamua el Gaddafi" poniéndose rulos mientras les cantaba a los marines: "Con las bombas que tiran los fanfarrones se va haciendo Gaddafi. tirabuzones". "Yo que Reagan", sentencia Rodolfo, "en vez de enviarle la VI Flota le enviaba a Llongueras".
Permite la radio imaginar libremente a esos muñecos que la gran audiencia televisiva no desconoce fisicamente. Todo ventrílocuo habla con el vientre del subconscientey encomienda a sus criaturas la representación de un pensamiento desinhibido. La radio, además, facilita al libre albedrío mayor impunidad que otros medios. Y nos evita la desilusión de ver cómo mueve sus labios el ventrílocuo.
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