Protestas a Educación por problemas en varios colegios
La Dirección Provincial de Educación de Madrid soporta desde hace varias semanas una fuerte presión reivindicativa por parte de distintos estamentos sociales -alumnos, profesores, asociaciones de padres de alumnos- a causa de una sucesión de fallos en distintos servicios de infraestructura de los centros públicos de enseñanza -principalmente, los sistemas de calefacción-, así como en la relación con los funcionarios.Como reflejo de esta tónica, se han producido tres manifestaciones, el cierre de un instituto y dificultades de trabajo en otro, inundado de aguas fecales en los primeros días de la semana en curso.
A finales del diciembre y primeros de enero se han sucedido protestas por parte de diversos centros públicos como consecuencia de distintos fallos en sus servicios de infraestructura. Las protestas están originadas principalmente por la deficiencia de la calefacción, el derrumbe de techos y la falta de dotación de personal.
Falla la calefacción
La situación continuó en la semana pasada en nuevos centros, como el instituto Bularque, en el municipio meadrileño de Leganés, donde la calefacción falla desde el primer año de su puesta en funcionamiento, en 1980, o el colegio de Educación General Básica Los Cármenes, del distrito de Carabanchel, donde los alumnos han aguantado durante cuatro días el mal olor de las aguas fecales filtradas en el centro.En Madrid hay 160 centros de enseñanza públicos, de los que sólo una mínima cantidad -dos en estos momentos- tienen problemas de mantenimiento, según fuentes de la Dirección Provincial de Educación.
A un promedio de 4.000 metros cuadrados construidos por centro, el total de superficie construida que mantener supone 640.000 metros cuadrados y, sobre este cómputo, la directora provincial de Educación, Pilar Lucendo, aplica una reflexión casera: "Si comparamos las averías que se producen en cualquier hogar español de 150 metros cuadrados con los problemas de este tipo en los centros públicos de enseñanza en Madrid, resulta evidente que esta incidencia es escasísima".
Para Pilar Lucendo, la participación social en la educación "debería estar más orientada a problemas fundamentales del cambio del sistema en el que estamos comprometidos que a pequeños asuntos que rayan lo doméstico".
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