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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

El futuro es el espacio

¿Es cierto lo que me cuentan de que el otro día el presidente de eso que llaman Estados Unidos, teniendo que hablar a las masas tras el estallido de un cohete tripulado, para clamar que seguiremos, que habrá más vuelos espaciales, que adelante humanidad por la ruta del progreso, llegó a dar con esa frase: "El futuro es el espacio"? De todos modos, tenía que haberlo dicho: ¡cae tan perfecto, tan luminoso!No sé si sus lectores se acordarán a estas horas del cohete fúnebre (pasan tantas cosas, ¿verdad?, en 10 días), pero bien será que anoten eso: el futuro es el espacio; porque es que el futuro es espacio (¿no ven cómo en la novela de la ciencia el bólido corre por el tiempo como si fuera por una pista?), y es espacio porque cuando a la gente se le hace creer que hay un futuro, un camino por delante, ese futuro ya no es un miedo ni un deseo: es una idea; y toda idea es una forma, un espacio; así que espacio es ya el tiempo: es el tiempo vacío (desde aquí hasta la meta del proyecto), un vacío que se crea por la fe en el futuro que capital y Estado imbuyen en las almas de sus masas, para que no pase nada que no esté previsto, y las vidas no sean otra cosa que futuro (o sea, muerte), tiempo vacío todas.

Así que esos vacíos siderales a los que nos arrojan capital y Estado, servilmente auxiliados por la ciencia (pero escondiéndote, por cierto, lo vacío sin fin de esos abismos, no sea que su vértigo te revele algo, no: que el espacio sea una ampliación de la casa y del terreno de las conquistas), ese vacío del espacio viene a ser un nombre adecuado del futuro al que se nos quiere condenar, del vacío de las vidas hechas tiempo. En efecto, el futuro es el espacio.

Y así la necesaria estupidez del hombre de Estado, excitada un momento por la urgencia de justificar una pifia sangrienta más estrepitosa de lo corriente, acierta a veces a dar con una fórmula exacta, que revela sin querer la verdad de su mentira.-

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