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Los carnavales madrileños finalizan hoy con el "entierro de la sardina"

La guerra del entierro de la sardina ha finalizado, tras el acuerdo alcanzado entre la Alegre Cofradía del Entierro de la Sardina y el Ayuntamiento de Madrid de la cesión por parte de la cofradía del pelele que será quemado en la plaza Mayor a las ocho de la tarde. Con este acto finalizan los carnavales madrileños, que se han caracterizado por una gran animación, a pesar del frío reinante.

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Un sepelio jocoso

Por su parte, la Alegre Cofradía celebrará hoy, a las cinco de la tarde, el ya tradicional festejo, que se inicia en la glorieta de San Antonio de la Florida y que concluirá en la Puerta de las Moreras, en la Casa de Campo. También en el distrito de Tetuán se celebrará esta fiesta, que se iniciará a las 22 horas desde la calle de Villaamil.El origen de la fiesta, según la Alegre Cofradía, se remonta a los tiempos de Carlos III. Unos nobles celebraban en su palacio, de la que es hoy plaza de Isabel II, la fiesta de carnaval. Hasta el palacio habían hecho traer, aparte de otros manjares, sardinas trasladadas desde Santander. A pesar de su salazón y debido al largo viaje, parece ser que se encontraban en un estado de putrefacción tal que, mezclados con los vapores etílicos, decidieron ir a enterrar a éstas al canal, actual río Manzanares. El pueblo de Madrid, que les vio con tanta alegría, tomó la fiesta como suya, haciéndola coincidir con el Miércoles de Ceniza.

La Alegre Cofradía surgió en 1948 con Serafín Villén, restaurador del Rastro, que, junto con Julián del Ojo y el también anticuario Mariano Mayo, así como otros cuatro artesanos más de la misma zona, empezaron a reunirse todo el año para celebrar el único entierro alegre del mundo. Aun en los momentos más duros del franquismo, esta fiesta se ha venido celebrando ininterrumpidamente.

La vestimenta de los cofrades permanece invariable, capa negra estilo Madrid de los Austrias y chistera de elegantes telas, como la piel de camello. La capa va adornada de sardinas trabajadas en plata. Llueva, nieve o haga sol, se reúnen a las doce de la mañana, en la antigua calle de la Chopa, donde está el museo de la sardina.

Más tarde, en el árbol del Capitán, situado en la calle del Comandante Fortea, se leen responsos a casi todos los Garcías y González que hay en el tomo primero de la guía de teléfonos de Madrid. Anteriormente se hacía con la guía telefónica de Nueva York, pero han determinado que esto es más castizo.

Seguirán las paradas obligatorias, la incorporación de los trabajadores del barrio, así como las eternas discursiones de quién organiza eso, si hay que ir por la derecha o por la izquierda, o si el ataúd tiene que ir delante o detrás.

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