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Willibald Pahr

Ex ministro austriaco de Exteriores, es el nuevo secretario general de la Organización Mundial del Turismo, con sede en Madrid

Willibald Pahr, de 53 años, abogado, ministro de Asuntos Exteriores de Austria durante siete años -hasta que, en 1983, el entonces canciller, Bruno Kreisky, perdió las elecciones generales- y vicepresidente del Instituto Internacional de Derechos Humanos, es, desde el 1 de enero de 1986, el nuevo secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT). Ayer, al dirigirse en Madrid a los miembros permanentes de dicha organización, hizo su presentación en sociedad en la capital española.

Sus poderes son 120 funcionarios permanentes, algunos miembros asociados, colaboradores esporádicos y temporales, y un presupuesto anual de funcionamiento de 4,5 millones de dólares (675 millones de pesetas). Al menos durante los cuatro próximos años reinará sobre un imponente edificio en la madrileña calle del Capitán Haya, donde se encuentra la sede internacional de la OMT. Sus intenciones son promover la libre circulación de personas por el mundo, ayudar con el turismo al desarrollo económico, a la paz y al mejor entendimiento entre los pueblos y cooperar en la lucha contra el terrorismo.A todo ello se refirió ayer en un discurso de saludo a los representantes permanentes ante la OMT, matizado incluso con citas de san Agustín, y una firmeza muy europea para leer ante una concurrencia en pie, íntegros, en francés, inglés y español, los cuatro folios del discurso que había entregado de antemano por escrito.

Willibald Pahr, que al parecer no quisiera eternizarse en ese puesto, como su predecesor, Robert Lonati, que estuvo al frente de la coordinación turística mundial durante los 33 últimos años tiene detrás de sí una larga carre. ra como jurista. Fue asistente de' Instituto de Derecho Internacional Público de Viena, miembro del departamento de asuntos constitucionales de la cancillería federal austríaca, relator del seminario internacional de derechos humanos de 1967, del comité de expertos en el mismo tema del Consejo de Europa desde 1974, y es en la actualidad vicepresidente del Instituto Ifiternacional de Derechos Humanos.

En 1976, cuando Bruno Kreisky ganó las elecciones y se convirtió en canciller de Austria, le nombré ministro de Asuntos Exteriores. Willibald Pahr es aficionado al esquí y quiso contagiar su entusiasmo por la nieve y las pistas a los embajadores acreditados en Viena. Para ello, mientras fue ministro organizaba fines de semana en las estaciones de esquí con la misma fruición con que otros organizan desayunos o almuerzos de trabajo.

Willibald Pahr está casado, tiene dos hijos que ha encaminado por sus dos actividades ahora preferidas, las leyes -su hijo- y el turismo -su hija-. Sus otras dos aficiones son la lectura y la marcha a pie, pero sólo, como él dice, cuando tiene tiempo. Conoce bien España, donde estuvo en numerosas ocasiones. Ha dado seminarios en la universidad de Barcelona, en la escuela de verano y en la facultad de Derecho Internacional Comparado de Palma de Mallorca. Se siente muy satisfecho de su puesto en Madrid y entiende que España es un ejemplo internacional en materia de turismo.

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