El buen hacer de aquel entonces
Michael Curtiz, que como ustedes saben es el hombre de Casablanca, realizó tres películas en 1936, el misme número de ellas en 1937 y seis en 1938, entre ellas hitos célebres del cine de aventuras, como Robín de los bosques, o clásicos del cine negro, como Ángeles con caras sucias. Entre ellas también está Cuatro hijas, un filme inédito entre nosotros. Las referencias son buenas, el hacer de Michael Curtiz, a veces apasionante, nunca decepciona, y el sello de la productora, de la major, la Warner, es de gran talla.Cuatro hijas nos refiere la historia de un cuarteto de hermanas que viven una plácida existencia en una pequeña localidad con su padre, de profesión músico. Y no es sólo la música el elemento que turbará la idílica vida de las muchachas, entendiendo la música como pasión, sino el amor. El amor por el joven John Garfield, actor aquí debutante que, con los años y un puñado de notables interpretaciones -El lobo de mar, El cartero siempre llama dos veces, Cuerpo y alma, Force of evil, entre las más destacadas-, alcanzaría una insólita posición de star, truncada por el affaire de la Comisión de Actividades Antiamericanas.
Cuatro hijas se emite hoy a las 16
05 por TVE-1.
Otras nociones del buen sabor que Cuatro hijas nos vaticina, aparte las de Curtiz y Garfield, nos las proporcionan Claude Rains y las hermanas Lane y el guión de Leonore Coffee y Julius Epstein, dinosaurios de la Warner: al primero se debe la excelente adaptación de la obra de John van Druten Old Acquaintance, llevada a la pantalla con Bette Davis y Miriam Hopkins; al segundo, ni más ni menos que Casablanca. Aquí, en Cuatro hijas se trata de adaptar la novela de Fanny Hurst Sister act, literatura pulp, que, al pasar por la pantalla, se ennoblece.
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