_
_
_
_
OCTAVOS DE FINAL DE LA COPA DEL REY

Justa victoria del Rácing de Santander ante un discreto Atlético

LINO JAVIER, La victoria del Rácing sobre el Atlético de Madrid en el partido de ¡da de los octavos de final de la Copa del Rey no admite discusión, a pesar de que en los últimos instantes, en un esfuerzo postrero con balón largo de Landáburu a Cabrera, éste rondara el empate. Pero el Rácing llevó la iniciativa y, sobre todo, supo adaptarse mejor a un escenario donde resultaba inútil tratar de jugar el balón en corto o hacer el quiebro a un rival.

Bien pronto apostó el Atlético por el contragolpe. Da Silva y Cabrera se quedaron en punta, aunque apenas entraron en juego, bien vigilados por Tino y Sañudo, mientras Quique Setién alternaba su labor de media punta con las entradas por las bandas, preferentemente por la izquierda. El ex racinguista destacó en los primeros minutos y Maguregui ordenó a Juan Carlos que se pegara de verdad a su compañero de pasadas campañas, al que a partir de ese momentos apenas dejó moverse, aunque a base de cometer bastantes faltas. En la media, Landáburu era quien estaba más suelto y solamente en los saques de falta justificaba su preciso toque, porque optó por ser el único que no se manchara la camiseta a costa de buscar los metros cuadrados donde había hierba. Marina mantuvo un equilibrado duelo de fuerza con Chiri, en tanto que Julio Prieto se emparejó con Rubén Bilbao, si bien éste acabó por convertirse en extremo izquierdo.

Tanto Luis como Maguregui demostraron durante el primer tiempo que, sobre todo, les preocupaban los marcajes. Estaban, además, inquietos por esos despistes que suele producir el estado del terreno de juego. Si el Atlético actuó al contragolpe, el Rácing no tuvo inconveniente en dejar sólo tres defensores que nunca fueron inquietados. A pesar del dominio territorial, el Rácing no creó más que dos o tres ocasiones de hacer diana y una fue gol. En todo el primer tiempo se jugó con más fuerza y velocidad de la que cabía esperar sobre una cancha transformada en un lodazal y tal desgaste físico se pagó después del descanso.

El Atlético de Madrid adelantó ligeramente las líneas, pero nunca fue capaz de rebasar la defensa rival, y el Rácing quería aumentar la diferencia a base de emplear el mismo esquema. que los madrileños, el contragolpe. El segundo período casi no tuvo ritmo y los ánimos en las gradas se apagaron. Tan sólo dos cortes de Sañudo y Arteche estuvieron a punto de que cada uno de ellos colocara el cuero dentro de su portal. Así, dominaron los punterazos, patadones y voleas sin ton ni son y el choque terminó sin problemas para la victoria santanderina.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_