Las fórmulas de la desestabilización
En la estrategia de desestabilización de CC OO que; según el autor, impulsa el Gobierno socialista para ajustar el mapa sindical al político se citan numerosos ejemplos, entre los que se encuentra la permanente oferta de puestos en la Administración y en sus propias organizaciones a miembros de CC OO.
En reciente conversación con el subsecretario de Trabajo, éste anunció a CC OO la aplicación contra nosotros de una coletilla introducida en la ley de Presupuestos según la cual la ayuda económica que reciben lós sindicatos por su función formativa, asistencial, etcétera, no se dará a aquellos que tengan deudas con organismos o instituciones del Estado. Por vías que no vienen al caso relatar aquí, UGT tiene resuelto ese problema. Pero CC OO no. Quiere decirse que un primer ahogo a que se nos quiere someter es de orden económico y financiero.Por otra parte, está el vergonzoso tratamiento del patrimonio sindical, en el que el acumulado representa el 96% del total, y el histórico, el 4%. Pues bien, mientras el acumulado ha sido escamoteado íntegramente, cediendo sólo una parte de los locales para su uso por tiempo incierto, el histórico puede reportar 7.500 millones de pesetas para UGT, y hasta se habla de asignar a las CNT una cifra considerable, aunque inferior, con la clara intención de dotar de medios a ambas CNT para que intenten reducir por uno de sus flancos a CC OO.
En la Fundación Friederich Herbert -esto es, en el brazo directo que la socialdemocracia alemana occidental tiene dentro de nuestro país- se viene diseñando desde hace tiempo una estrategia tendente a implantar en España el modelo de sindicato hegemónico, que incluye facetas como la de poner en marcha un banco sindical, tipo DGB, cuyo capital inicial podría venir de esos 7.500 millones, más otros miles de millones que, de las arcas del presupuesto, podrían añadirse para impulsar el cooperativismo. A la par, en la operación está el ver Cómo se puede conseguir la absorción de USO y de los llamados sindicatos independientes.
El flanco de las relaciones internacionales está asegurado con la decidida posición de la DGB y otros sindicatos europeos, resueltos a que CC OO no ingrese en la Confederación Europea de Sindicatos (CES), pese a cumplir con todos los requisitos..., menos el de no ser anticomunista. Así nos lo hizo saber, sin demasiada diplomacia, su secretario general, Hinterscheid, en la reunión que con él sostuvimos el pasado 9 de noviembre.
Otra vertiente de la operación es la compra de cuadros sindicales de CC 00. Es de vergüenza ajena saber que cualificados dirigentes de UGT y el PSOE están permanentemente ofertando puestos en la Administración y en sus propias organizaciones a miembros de CC OO a todos los niveles.
Está también en marcha un pacto para que en las próximas elecciones sindicales la CEOE ejerza sus buenos oficios con las PYME, tendentes a facilitar que los delegados de personal de esas empresas, en las que el sindicalismo organizado es francamente reducido, aparezcan como delegados de UGT.
Todo ello, es obvio decirlo, para conseguir que la representatividad que mide la ley orgánica de Libertad Sindical reduzca al máximo la correspondiente a CC OO.
Estamos sólo en los preliminares del asalto. La fase más dura piensa darse tras las elecciones legislativas de 1986, en las que se confia que, dada la dispersión política y partidaria de la fuerza comunista, lo probable es que se quede sin representación parlamentaria. Sin voces que en las instituciones políticas se hagan eco de las reivindicaciones y aspiraciones de CC OO se piensa que será más sencillo aislar y torpedear al sindicato.
Representación comunista
Esto último -dicho sea respetando mí decidida voluntad de no mezclar cuestiones partidarias con planteamientos que, como en esta ocasión, pretendo ceñir a mi condición de sindicalista-comunista- sitúa en toda su importancia que haya voces comunistas en el Parlamento de la nación. La reunificación de la fuerza comuni sta se convierte así en una necesidad para el sindicalismo de CC OO, si bien, dadas las circunstancias, sería peor que se pretendiera desde el sindicato tomar partido por cualquiera de las opciones en liza. Algo de esto planea en estos meses sobre CC OO y ha sido una de las causas de las tensiones aparecidas en nuestro interior.
Desestabilizar CC OO no es sólo el deseo de ajustar el mapa sindical al político. Ni siquiera puede interpretarse como la respuesta a una organización que con su posición crítica y sus movilizaciones ha dificultado la aplicación de las medidas que en materia social y económica ha tomado el Gobierno a lo largo de su gestión. Es eso, pero mucho más que eso.
A poco que reflexionemos sobre el giro copernicano dado en los últimos años por la cúpula del PSOE respecto de lo que ha sido este partido en la historia del movimiento obrero español; a poco que profundicemos en el significado de esa opción procapitalista y proatlantista del Gobierno; a poco que evaluemos el alcance que va a tener el ingreso en la CEE, dadas las condiciones leoninas del tratado de adhesión, respecto de la aceleración en la reestructuración interna del capitalismo hispano; en suma, por muy ligero que sea el análisis de lo que piensan los que hoy mandan en el PSOE, de lo que han hecho hasta ahora y de sus proyectos para el futuro, amén de los efectos de su opción liberalconservadora respecto de la crisis, se llega inexorablemente a una conclusión: la agresión a los trabajadores, tanto en su nivel de vida como en los derechos sociales y laborales conquistados, va a acelerarse y acentuarse en los próximos años.
Ya han anunciado que hasta 1990 el poder adquisitivo de los salarios descenderá. También que en la segunda legislatura se abordará la segunda fase de la reforma de la Seguridad Social, que los frenos a los despidos colectivos en las empresas de menos de 25 trabajadores se cortarán, que se privatizará una parte del sector público de la economía, precisamente aquel que puede ser rentable para el sector privado, etcétera.
Es en ese diseño de continuar e incrementar los ritmos para la llamada política de ajuste duro de la economía donde se inscriben los motivos fundamentales para promover todo tipo de iniciativas cara a la desestabilización de CC OO y del sindicalismo de clase.
En CC OO se hace precisa una reflexión colectiva, no tanto sobre estos intentos desestabilizadores contra el sindicato como del tipo de acción sindical que se corresponde con una situación como la que se avecina. Porque si bien es verdad que la intención de disminuimos y marginarnos la conocemos, tam bién es verdad que quizá nos falte hacer nuestro propio ajuste de prioridades para contrarrestar lo que les viene encima a los trabaja dores y a nuestra organización.
Lo peor que podemos hacer es colocarnos a la defensiva, pues el grado de rechazo que entre los trabajadores provoca la política gubernamental está tan extendido que una inteligente acción sindical puede incluso fortalecer a CC OO y a la corriente de clase de UGT.
Desentrañar, por ejemplo, qué encierra la política de pactos sociales pasa por entender que uno de los marcos fundamentales de la acción sindical es el centro de trabajo. Y esto, a su vez, tiene mucho que ver con el tipo de organización que ha de priorizarse con la política de cuadros y hasta con la utilización de los recursos financieros. Lo pongo, repito, como un simple ejemplo de las cosas que tenemos que examinar ante esa gran cuestión que son las prioridades frente a una panorámica como la apuntada en este artículo.
La organización de los parados; el conocimiento preciso de la situación, con su correspondiente plan y calendario, para el fortalecimiento de la organización de los trabajadores en las grandes empresas, paso previo para abordar el fortalecimiento en las pequeñas y medianas; el rearme de cuadros y militantes frente a la presión ideológica y política de la derecha y el Gobierno; los planes selectivos, concentrados y planificados de movilización; la política unitaria respecto del sector de clase que en UGT forcejea contra los designios del Gobierno; la recuperación de la asamblea, y otros instrumentos directos para la participación de los trabajadores, son otros ejemplos de lo que hay que priorizar en esta etapa.
Lo esencial es entender que el fondo de todo, incluida la ofensiva contra CC OO, tiene a unos destinatarios como víctimas: los trabajadores. Y hay bastantes pruebas de que éstos no se resignan. Nuestro papel es acertar a dirigir y organizar su respuesta. Sin radicalismos, pero con mucha coherencia, firmeza y unidad.
es secretario de relaciones unitarias, políticas e institucionales de la Confederación Sindical de CC OO.
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