Becker, solo ante el bloque sueco en la final de la Copa Davis, que se inicia hoy
La República Federal de Alemania (RFA) vivirá a partir de hoy y hasta el domingo el capítulo de este año de la exaltación patriótica del joven tenista de 18 años Boris Becker. Tras ganar en Wimbledon, a los 17 años, Becker se ha instalado en un lugar privilegiado de la sociedad alemana occidental y ha llevado a su país, por segunda vez, a la final de la Copa Davis. Frente a él y sus acompañantes estarán los suecos, finalistas por tercer año consecutivo y ganadores en 1984 ante EE UU. El sorteo emparejó en el primer partido a Mats Wilander con Michael Westphal y a Boris Becker con Stefan Edberg; el sábado, la pareja Becker-Andreas Maurer jugará contra Wilander- Joakim Nystroem, y la jornada del domingo se abrirá con el Becker-Wilander.
Boris Becker estará a partir de hoy solo ante el peligro sueco. En un país que ha enloquecido tras su aparición fulminante, cualquier reportaje sobre su vida privada o pública- es devorado con una avidez semejante a la que se vivió en España con el romance entre Miguel Boyer e Isabel Preysler. Esta semana, la Prensa alemana ha conseguido exclusivas sobre las supuestas relaciones de Becker con una jugadora norteamericana, Susan Mascarin -"Boris reconoce que la besó", dice un titular- y con una empleada de un hotel de 19 años -"Ella le ha enviado un anillo de oro", afirma otro diario-; han resaltado la firma de un contrato según el cual el padre del adolescente prodigioso se hará cargo de las ganancias; y han bombardeado fotográficamente el rostro de Becker desde todos los ángulos posibles.Con este ambiente previo Boris Becker se ha preparado a duras penas para un duelo desigual con una banda de rubios nórdicos, fríos y calculadores. La preparación de Becker ha sido cuidada entre algodones por su promotor (el rumano Tiriac), su entrenador (el también rumano Gunther Bosch), su capitán (el yugoslavo Nikki Pilic) y su compañero de entrenamiento favorito (el también yugoslavo Slobodan Zivojinovic), en una atmósfera multinacional que no ha gustado a ciertos sectores de la sociedad en la RFA, que consideran a Boris como un producto genuinamente germano. Esta visión está favorecida por la postura política de papá Becker, que ha figurado en las listas de la derechista Unión Social Cristiana (CSU) en las elecciones municipales. Becker, según su padre, todavía utiliza una dialéctica propia de los Verdes, admirados por gran parte de la juventud de Alemania Occidental. Pero papá Becker confía en su hijo rectifique. Sería una alegría para los sectores de la sociedad alemana que intentan vender su imagen limpia, como contraposición a la de los polémicos Verdes.
Todo preparado
En Múnich, donde se celebrará a partir de esta tarde la final, todo está preparado para vivir una apoteosis nacional. El país se paralizará para ver en acción al ganador de Winibledon. Ésta es la segunda participación de Alemania Occidental en una final de la Copa Davis, pero nadie quiere recordar la anterior. En 1970, los alemanes perdieron frente a Estados Unidos por 5 a 0. Becker estará acompañado de Michael Westphal, en los partidos individuales, y Andreas Maurer, en el dobles, pero todos saben que sólo un rendimiento extraordinario del número uno alemán puede romper el claro papel de favorito que tiene Suecia. Los nervios contenidos de los alemanes occidentales contrastan con la tradicional parsimonia del equipo sueco. Enfermo Anders Jarryd. -aquejado de gripe-, el capitán sueco no ha tenido más problema que correr el escalafón sin perder calidad. Todos los jugadores forman un bloque simpático y tranquilo, con un líder que no ejerce como tal, Mats Wilander. Junto a él jugará en los individuales Stefan Edberg, vencedor del reciente Open de Australia. Edberg, ganador de los cuatro torneos júnior del Grand Slam en 1983, estaba llamado a ocupar el trono defenómeno adolescente que ahora ostenta Becker. Pero carece a su lado del olfato comercial de Tiriac y, además, vive en un país que ya se curó el sarampión tenístico cuando surgió Bjorn Borg. Esta será la tercera final consecutiva de Suecia, y la cuarta de su historia. En 1975, Borg logró la primera; en 1983, Suecia perdió en Australia, y el año pasado los suecos derrotaron al primer equipo estadounidense. Suecia ha tenido que ganar a Chile, la India y Australia para estar en la final, y la RFA ha tenido que vencer a España (3-2), Estados Unidos y Checoslovaquia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.