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Una máquina excavadora acaba con el último olivar del casco urbano

Una excavadora arrancó la semana pasada una quincena de ejemplares del único olivar que subsiste en el casco urbano de Madrid, en el distrito de Chamartín, y que reviste una especial significación por haber sido marco de convivencia de significados intelectuales, científicos y políticos de la historia española. En dos de los extremos del olivar se construirán hasta 13 edificios, algunos de 10 plantas y otros unifamiliares. Vecinos de la zona han presentado recursos ante el Ayuntamiento, la Comunidad de Madrid y la Audiencia Territorial, en un intento desesperado de evitar la destrucción del olivar.

El olivar, visto desde uno de los pisos altos de los edificios que lo han acorralado, ofrece una vista insólita, como un trozo rural sembrado de olivos y cruzado por caminos de tierra, ahora incrustado a calzador entre modernos bloques de viviendas y oficinas. En uno de los extremos, la casa, rodeada de chopos, de Dárnaso Alonso, ex director de la Real Academia Española. Enfrente, dos casas de la familia Castillejos, propietaria de todo el olivar, que ha cedido parte al Ayuntamiento de Madrid a cambio de concentrar el volumen de edificación en la franja norte, y un decimotercer edificio al sur en la esquina de las calles de Alberto Alcocer y de Menéndez Pidal, cuyas obras de explanación han originado la tala de una quincena de olivos.Una de las dos casas y parte del olivar seguirán siendo propiedad de la familia de José Castillejos. La otra, según el convenio firmado con el Ayuntamiento, se convertirá en una especie de residencia para artistas e intelectuales, con lo que se da carácter oficial al que ya tenía de hecho: punto de encuentro de personalidades de las ciencias como Ramón Menéndez Pidal, Manuel Azaña, el propio Dámaso Alonso, José Castillejos o Ignacio Bolívar, entre otros muchos. La parte del olivar no afectada por la familia Castillejos ni por los edificios a construir se convertirá en parque urbano.

Zona residencial

En el año 1957, el Ayuntamiento ya recalificó la zona como residencial. En mayo de 1964 se hizo una nueva zonificación y ordenación de volúmenes, aunque en ninguna de estas dos ocasiones se llevó a cabo construcción alguna.En septiembre de 1982, la nueva corporación democrática firmó un convenio con la familia propietaria por el que se concentraba la edificabilidad "de forma que se salve el olivar", según reza en documentos de la Gerencia Municipal de Urbanismo. El 29 de junio de 1984, el plan parcial fue modificado de nuevo, de forma que el volumen edificáble se reduce, "manteniendo en lo demás las bases del convenio suscrito".

Sin embargo, los vecinos denuncian precisamente que el convenio no se mantiene, por cuanto aparece un nuevo edificio en la esquina citada anteriormente, de 20 metros de lado por 40 de frente. Los denunciantes intentan conseguir que el volumen del edificio en cuestión se reparta entre los demás y libere el solar.

Los vecinos presentaron recurso de reposición ante el Ayuntamiento de Madrid, que fue desestimado. Recurrieron luego ante la Audiencia Territorial, ante la Consejería de Ordenación Territorial y Medio Ambiente y directamente ante el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván.

A lo largo de estos meses, los habitantes de otras cuatro comunidades de vecinos se han ido sumando a los recursos presentados, y actualmente se estudia si se presenta ante la Audiencia Territorial una petición de paralización de obras del edificio de la esquina, lo que implica ciertos riesgos económicos, de pago de indemnización, en caso de que la Audiencia Territorial acceda a paralizarlas y luego, posteriormente, no se dé la razón a los demandantes.

Informe desfavorable

El viceconsejero de la Consejería de Ordenación Territorial y Medio Ambiente, Jesús Morón, declaró el viernes que su departamento no tiene competencias en este asunto, aunque ya emitió, a principios del año anterior, un informe desfavorable, de carácter no vinculante: "Es al Ayuntamiento a quien compete la ordenación urbanística de la ciudad", afirmó Morón, "y es muy difícil parar una obra que está legalizada por un plan parcial y cuenta con la preceptiva licencia municipal".A su vez, Enrique Bardají, gerente municipal de Urbanismo, afirmó: "Efectivamente, hubiera sido mejor respetar el olivar todo lo posible, y por eso el Ayuntamiento de Madrid consiguió modificar el convenio firmado". 'El plan anterior", añadió Bardají, "preveía las edificaciones casi en el propio centro del olivar. Es posible que haya habido que arrancar algunos olivos, pero eso ha sido, en todo caso, un mal menor. El Ayuntamiento no ha podido hacer más, porque la propiedad del olivar tenía unos derechos adquiridos que tampoco se podían obviar".

De esta manera, en los extremos del olivar se construirán 13 edificios, algunos de hasta 10 plantas, así como viviendas unifamiliares.

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