Gregorio Peces-Barba,
presidente del Congreso, parece decidido a recuperar algunas tradiciones parlamentarias, máxime si ayudan a que los diputados pierdan el vicio de fumar, ya erradicado en las sesiones del hemiciclo por orden de la presidencia de la Cámara. Ahora, siguiendo los pasos ya trazados por el conde de Romanones, ha hecho instalar grandes bandejas de caramelos a la entrada del salón de sesiones.
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