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Manuel Vitria

Antiguo representante de comercio, vive desde hace 17 años en Marsella con un corazón trasplantado

Manuel Vitria ha celebrado en su casa de Marsella un cumpleaños especial. Tal día como ayer, hace 17 años, le trasplantaron el corazón de un joven marino que le ha permitido vivir hasta hoy. El suyo es un récord mundial de supervivencia que ofrece una buena razón para la esperanza a quienes han seguido sus pasos. Su sorprendente tolerancia, sin embargo, no es fruto de la casualidad. En estos 17 años, Manuel Vitria ha seguido un régimen de cuidados no estrictos, aunque sí constantes.

La suya es una vida reposada y sin excesos. Manuel Vitria habita con su esposa Josette en un modesto apartamento situado en el barrio de Santa Margarita, en Marsella. Su existencia es tranquila y apenas sale de casa. Pero se ha convertido en un inevitable objeto de curiosidad. En estos años, no sólo ha recibido la visita de médicos y cardiólogos, como hizo en 1980 el doctor surafricano Christian Barnard, pionero de los trasplantes de corazón. Sus convecinos de Marsella consideran su supervivencia como una especie de trofeo ciudadano. Y cada aniversario del transplante, a finales de noviembre, se convierte en un motivo más de reconocimiento. Al cumplirse los diez años de su operación, el ayuntamento de Marsella le obsequió con un homenaje entrañable. El ya lejano 27 de noviembre de 1968, el profesor Edmon Henry, ayudado por su equipo, reemplazó el viejo corazón de Vitria, un representante de comercio, por el de un joven marino de 20 años, Pierre Ponson, que acababa de fallecer en un accidente. Era la vigésimo cuarta tentativa de transplante cardíaco que se efectuaba en el mundo. Y la que mejor ha resistido. Incluso ha sobrevivido a su propio cirujano de entonces. Un ayudante de Henry, el doctor Jean Raoul Monties, que intervino en la operación, ha seguido su caso. Desde entonces, el antiguo representante de comercio ha dejado su anterior trabajo y se ha convertido en un hombre relativamente sedentario. Tan famoso ahora que Manuel Vitria, conocido como Bico por sus íntimos, se ha acostumbrado al rito anual de contar su hazaña a un nuevo periodista según va sumando años de vida con el corazón de otro. Manuel Vitria, de 64 años, trata de llevar una vida lo más normal posible. Fuma moderadamente y de vez en cuando bebe vino. Todas las mañanas hace media hora de gimnasia y cerca de una hora de bicicleta. Una vez a la semana practica la natación. Pero también tiene que pagar su tributo. Cada doce días debe someterse a un examen médico completo. Cotidianamente su cuerpo tiene que absorber anticoagulantes y corticoides. Un abuso obligado que alguna vez ha requerido tratamientos adicionales para combatir algunos efectos secundarios que le han acarreado estos medicamentos. En abril de 1978 fue ingresado en el hospital Salvator de Marsella a causa de una descalcificación de la columna vertebral. Pero según manifestó su esposa en noviembre de 1978 al periódico francés Le Figaro, estos internamientos son puramente rutinarios. De hecho, Manuel Vitria es miembro de una Asociación de Donantes de Sangre, ya que su intención es normalizar al máximo su vida.

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