Música de las imágenes

Ken Russell ha demostrado en su ya copiosa filmografía un interés continuo y constante por la música, y especialmente por la vida y obras de determinados compositores, como Mahler, Liszt y Chaikovski.Era bastante lógico, pues, que sus incursiones televisivas siguieran la misma línea, con la ventaja de que los medios económicos de la televisión son bastante inferiores a los de la industria cinematográfica, y por ello los acostumbrados delirios y excesos formales de este realizador no han encontrado forma de manifestarse, o al menos; han hecho su aparición de fórma muy comedida y civilizada.

La evocación de Ralph Vaughan Willians, un famoso compositor británico, titulada Retrato sinfónico, que nos ofreció hace pocos días el espacio de la segunda cadena La ventana electrónica, es un buen ejemplo de programa didáctico, que combina un cierto lirismo con el propósito evidente de revelar la personalidad íntima del inúsico mediante el examen de su obra, siguiendo un orden cronológico y relacionándola con los acontecimientos más relevantes de su biografía.

Hay que destacar la presencia viva del mismo Ken Russell, quien no sólo dirige el programa, sino que actúa en él como el actor principal e incitador de los hechos que recoge la cámara, y en ocasiones asume las funciones de narrador, de la vida de Vaughan Willians ante una niña pequeña con la ayuda de un álbum fotográfico y una voz apropiada que el doblaje parcial nos escamotea por completo.

Russell recurre a trucos ya muy usados -pero siempre eficaces- como cortar el relato en un momento evocador para mostrar a los miembros del equipo trabajando, discutiendo la toma que acabamos de ver, brindando en medio de un escenario natural o captando el sonido peculiar de un viejo gramófono de cuerda en el que suena un disco primitivo.

El director de Los diablos demuestra una inspiración y un entusiasmo por esta labor que no apreciábamos en sus creaciones últímas para el cine desde hacía varios años y procura evocar el clima de cada obra, especialmente de las nueve sinfonías, con planos emocionantes de la naturaleza, la ciudad o la guerra. La segunda mujer del compositor le sirve de enlace, con su trayectoria creadora, pero también recurre a solistas, directores de orquesta y amigos del músico, todos los cuales contribuyen, a crear un ambiente estético que ayuda a entender muy bien el alcance del programa.

Este Retrato sinfónico es una buena denominación de lo que se ha pretendido hacer y de los resultados concretos logrados. El presupuesto que ha tenido Russell a su disposición ha debido ser alto, pero quizá no muy superior al que se invierte en muchos rodajes de TVE. No sería mala idea, a mi modo de ver, aprender de este trabajo relativamente sencillo cómo se puede contar con claridad y entusiasmo la vida y la obra de un músico con imágenes y sonidos.