_
_
_
_
Los comicios de Portugal

Soares: sobrevivir a la derrota

Los primeros resultados de los comicios legislativos del domingo pusieron a muchos militantes y votantes del Partido Socialista (PS) en estado de choque: las paredes de Lisboa estaban aún plagadas de carteles del PS en los que se pedía un "43% para gobernar" y de enormes retratos que presentaban a Mario Soares como futuro jefe del Estado: "Un presidente, un amigo".Pero en el preciso momento en que centenares de periodistas lanzaban a los cuatro vientos la sorprendente noticia de la mayor derrota de la historia de los socialistas lusos y especulaban sobre el probable fin de la carrera política de Mario Soares, la dirección soarista organizaba el contraataque.

La primera jugada consistía en proteger a Soares de las recaídas de la derrota. Antonio Almeida Santos, el derrotado candidato a primer ministro, eterno número dos, era el primer sacrificado. "Dada la personalización de la campaña, acepto este resultado como una derrota personal y asumo todas las consecuencias", declaraba Almeida a unos periodistas que querían plantear sus preguntas directamente a Soares. Este, invisible, se negaba a asumir su parte de responsabilidad, aunque en Lisboa, donde era candidato, fue donde el PS sintió más duramente el peso de la derrota.

Más información
El claroscuro de las elecciones
El PSOE atribuye el retroceso del PS al desgaste causado por gobernar en coalición
Cavaco, de militante a primer ministro en 140 días
10 elecciones desde la revolución del 25 de abril

La segunda jugada consistía en minimizar el alcance y el significado de los resultados del Partido Social Demócrata y del Partido Renovador Democrático. Y luego, el argumento juzgado decisivo: ¿qué jefe del Estado pueden ofrecer los vencedores?

Ahora, en la oposición, va a poder hacer la vida imposible a sus críticos de ayer, y con una victoria de Soares en las presidenciales y la sustitución de Almeida por Jaime Gama, hacer también el cambio que tanto éxito ha dado a los socialdemócratas.

Pero hay un factor de peso que puede acabar con todos estos planes: hay en el PS una fuerte minoría -del 30% en el último congreso- que no está dispuesta a pasar la esponja sobre una estrategia que no mereció nunca su aprobación.

Pero, vencido, Soares no está convencido, y aquellos que auguran el fin de su vida política debieran recordar que este sexagenario intolerante, pero listo y experimentado, ha sobrevivido siempre a sus derrotas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_