Luis García Berlanga abre una casa de citas

Desde una semana antes, la voz de un efebo escandalizaba la OM con el testimonio de sus perversores. Era el anuncio de un nuevo espacio en RNE-1: quince minutos de erotismo al día (de lunes a viernes, La tarde de todos) a cargo del acreditado pornógrafo Luis Berlanga, auxiliado por Beatriz Pécker. Lo que más le gusta en el mundo a ese efebo es que le azoten en el culo, y aunque cualquiera de los elementos tradicionales pueden complacerle, su predilección, no obstante, reside en la mano. La expectación creada en torno a la excepcional travesura de Radio 1 amenazaba con temblores sísmicos de imprevisibles magnitudes en la escala de Richter.El día anunciado (martes 1 de octubre, antes de las noticias de las seis de la tarde), los responsables inauguraban esas confidencias en la trastienda del sex-shop con un enunciado de buenos propósitos, tranquilizadoras palabras y mal disimulado regocijo. "Será un espacio irreflexivo, caótico, espontáneo, mal hablado ... ; no por otra cosa, sino porque yo verbalizo muy mal" (Berlanga); "esperemos que la gente no se aterrorice demasiado" (Pécker). Habrá entrevistas con actores y escritores conocidos, que revelarán sus costumbres sexuales, espacios didácticos sobre las perversiones... Y esperan que el oyente escriba a la Casa de la Radio aportando su testimonio. El propósito general es defender la total libertad de elección del individuo, intentar que la gente abandone sus uniformes de sumisión, que nadie encierre sus fantasías en el armario... No quieren, empero, ser psiquiatras, sino celestinos. Berlanga confiesa, una vez más, el placer que le brinda torturar a las mujeres, sobre todo si son bonitas, aunque en esta ocasión se limitará a torturar con sus modos antirradiofónicos a la respetable Beatriz, que se halla en "pleno goce de la maternidad". En fin, el espacio será "una casa de citas", en la que todo el mundo podrá expresarse, siempre que no salga damnificado el código penal. Espacio, pues, de puterío respetuoso.

Vicios

En esta primera entrega de vicios no hubo tiempo para más; sólo para escuchar la entrevista que Berlanga le hizo a Camilo J. Cela. Hacía tiempo que la voz de Cela no sonaba con tanto celo y fruición. "Cuando yo era joven solía terminar mis polvos con un '¡Viva España!', y sí me salía muy bien, con un '¡Gibraltar español!'. Bueno, estoy hablando de finales del siglo XVIII". Para Cela, el erotismo español está lejos de ser refinado, como el chino; es más inmediato y directo, es ese "¡Ábrete de piernas, leche!, que no es civilizado ni falta que nos hace". Evocación de las mancebías coruñesas de La Pachi y La Media Teta, en donde se hablaba demasiado de filosofía tomista. Berlanga le recuerda a aquel general franquista que cuando viajaba, en vez de hospedarse en cuarteles, lo hacía en las casas de putas, y Cela le responde que él prefiere los hoteles: "Los de Padrón somos muy mirados".

El malsonante espacio de utilidad pública está llamado a batir récords de audiencia en la radio que fuera feudo del padre Venancio Marcos.