Osasuna controló la eliminatoria
ENVIADO ESPECIAL Había que ganar. Todo se había preparado con suficiente antelación para que la fiesta fuera redonda. El delegado del Gobierno en Navarra, Luis Roldán, colocó un policía detrás de cada escocés. Fermín Ezcurra, presidente del Osusuna, prefirió colocar a 2.000 supporters navarros detrás de cada jugador osasunista. Además habían llegado caballos desde Zaragoza, camionetas antidisturbios, y vehículos zeta. Pamplona vivió durante dos días bajo el síndrome del escocés. Llegaron 300, la mayoría un ejemplo de correción.
El control sobre los seguidores escoceses fue tan perfecto como el practicado por los futbolistas de Osasuna a sus oponentes. Fue un partido sencillo.
A los cinco minutos Benito ya estrelló un balón en la madera. Osasuna entraba fácilmente por los extremos y, lo que era más sorprendente, ganaba al equipo británico en el juego aéreo, por el que llegaron los dos goles. Y además un cabezazo de Orejuela al larguero. El Glasgow sólo tuvo una oportunidad, en un disparo de¡ zurdo Cooper, que si trajo de cabeza a la selección española en su día, ayer se escondió.
Los jóvenes navarros, además, tuvieron la virtud de no arriesgar nunca más de lo necesario. Nunca fueron más allá de sus posibilidades. Siempre jugaron como precoces veteranos: sin protestar a un árbitro justo, sin descuidarse en la posición del balón. En este aspecto de veteranía temprana brilló un hombre oscuro donde los haya, Rípodas, que se pasa el partido cortando balones y colocando a sus compañeros.
El Glasgow encajó con la misma frialdad el primero que el segundo gol. Y tampoco tuvo recursos para levantar la eliminatoria. Jugó siempre al mismo ritmo, con una sorprendente falta de ideas e incluso con menos empuje y rabia que los novatos navarros. Pocas veces un equipo tiene tan pocas ocasiones de marcar un gol. En el minuto 93, los escoceses entraron en su vestuario pálidos, quizás por la pobre impresión causada. Al fondo aún podían oír la interpretación del himno escocés a cargo de los aficionados, navarros. Los futbolistas escoceses y la mayoría de sus seguidores no merecieron tanto despliegue policial.
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