_
_
_
_

Romper contratos

Luis Gómez

Firmado el contrato, surgen los problemas para romperlo. Algunos jugadores acuden a un club y firman un contrato, que se rompe a los pocos días. El club sostiene que el jugador estaba a prueba, pero eso no suele ser así, porque se ha firmado un contrato en regla. Uno de los trucos para su disolución es el reconocimiento médico: cualquier pega sirve. En otros casos, con la Liga más adelantada, el club rompe su contrato porque no está de acuerdo con el rendimiento del jugador. En teoría, éste debe percibir la totalidad de la cantidad pactada, hecho que no ocurre.El club intenta acordar con el agente la disolución del contrato. Y hay muchas ocasiones en que el propio agente, que debería buscar el bien de su jugador, es quien trata de asegurarse, antes que nada, el sustituto. El agente convence al jugador de que si denuncia el contrato deberá entrar en una larga batalla legal, que puede alargarse vanos años, por lo que le convence para que acepte una cantidad intermedia. Sólo Galvin consiguió ganar una demanda al Joventut. Recientemente, Slab Jones perdió un juicio en Magistratura con el Cacaolat. El agente, sobre todo si tiene pocos escrúpulos, hace un doble negocio: cobra la confusión del primer contrato y la del sustituto, un 10% en ambos casos. Hay agentes que cobran comisión al club y al jugador. Capiccioni, uno de los agentes más asequibles de Europa, logró convencer a Grady para que regresara a España, a pesar de que no cobró hace años. Phillips, del Español, consiguió tener tres contratos firmados, a la vez: con Español, Licor 43 y CAI Zaragoza.

Más información
Los jugadores extranjeros de baloncesto cambian más de 400 millones en el mercado negro

Tal y como están redactados estos contratos, cualquier tipo de lesión que impida al jugador participar en el campeonato supone su pago total. Es decir, si Marc Smith, del Barcelona, se hubiera, lesionado de gravedad ante el Real Madrid en la primera jornada, tendría que recibir sus 90.000 dólares y dejar paso a otro jugador.

Los clubes no suelen introducir ningún seguro -que les puede costar entre 200.000 o 300.000 pesetas- para evitar esta circunstancia. El Dribling, de Primera B, el único club que ha asegurado a su norteamericano, Carlender. Claro está que el patrocinador del equipo es Seguros Caudal.

Cajamadrid y Collado Villalba restaron casi un millón a dos jugadores, Thornton y Mitchell, respectivamente. Aludieron a cuestiones de disciplina interna, pero es que el Cajamadrid ni siquiera tenía un reglamento disciplinario.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_