Ilustrar por vicio

El pie forzado de La clave -la película que acompaña y guía el posterior debate, al estilo de otro famoso programa de la televisión francesa, del que procede su idea- lleva al viejo vicio de la ilustración. El ejemplo de hoy es muy significativo.Tal vez sería atractivo en alguna ocasión que una determinada película o telefilme fuera motivo de discusión estrictamente relacionada con la materia cinematográfica vista, pero lo que resulta humillante para la imagen cinematográficas colocarla como remoto tema de relleno, que -dicen los que por allí han pasado- sólo es excusa para que los invitados cenen en el plató y tengan tiempo de beberse unas copas que entonen el coloquio.

Y encima está la propia selección de títulos elegidos para ilustrar los debates, que me atrevería a decir que es decididamente disparatada en el 70% de los casos (aún recuerdo el sinsentido de hacer preceder el magnífico debate de las folclóricas hispanas en La clave con la película Los tarantos, de Rovira Veleta, ejemplo trasnochado de un cine gitanesco de quaIité, perfectamente reñido con la bata de cola y los zarcillos).

Lo que más se 'lleva'

Esta noche se hablará en este programa de la segunda cadena de Televisión Española que dirige José Luis Balbín de lo que más se lleva, no tanto en la sangre como en los salones. Y ¿qué han elegido los ilustradores por vicio para hablar del SIDA? El mismísimo vicio, el pecado nefando.Una película ya clásica como Muerte en Venecia, en la que Luchino Visconti adaptaba con libertad la novela corta de Thomas Mann para hablar de sí mismo como artista viejo del que escapan furtivamente las representaciones de la belleza y la sensualidad.

Vista hoy en el contexto del programa La clave, Muerte en Venecia de Visconti pasa a ser una película de maricas, ilustrativa del mundo de las plagas y suicidios morales que esos desdichados han de padecer. Todo sea para que el espectador, allá en su provincia, siga asociando la cruel enfermedad con el desvío erótico.