Una tarde de desplantes

Las horas previas al encuentro de anoche supusieron un nuevo distanciamiento entre la Liga Profesional de Clubes y la Federación Española de Fútbol. Cuatro representantes de aquélla comieron solos en un restaurante sevillano en una mesa reservada para 16 personas. Los restantes comensales previstos, miembros de la federación y sus esposas, se fueron a otro. Todo empezó por el hotel...La decisión del presidente de la federación, José Luis Roca, de cerrar el hotel a cualquier otro cliente que no sea controlado por la propia federación ha sido muy discutida. Hasta ahora este mismo hotel había sido utilizado sistemáticamente por la selección, con la que compartían hospedaje los periodistas.

Futbolistas y periodistas formaban antes un grupo visto con recelo por los hombres de la federación. Para ellos fue particularmente molesto un grupo de incontrolados, conocido como los gremlins, que se sospecha tenía una representación paritaria de futbolistas y reporteros y que centraba su actividad en travesuras nocturnas, como deshinchar las ruedas de los lujosos automóviles de los directivos. Al tiempo, la presencia de los reporteros condicionaba la libertad de los directivos para desarrollar su vida íntima en el hotel.

Así, la federación tomó en esta ocasión una decisión impopular: negar el acceso al hotel a los periodistas por el procedimiento de reservar todas las habitaciones. A fin de que no quedaran muchas sin utilizar, Roca cursó invitación a los presidentes de los clubes de fútbol. La mayoría la rehusó. Fue el caso de los presidentes.del Madrid (Ramón Mendoza), Athlétic (Pedro Aurteneche) y Español (Antonio Baró), que ayer llegaron a Sevilla. Nada más aterrizar se dirigieron a un restaurante en el que debían reunirse con los hombres de la federación. Éstos prefirieron a última hora marcharse con sus esposas a otro y en la mesa preparada para 16 personas estuvieron solos los tres presidentes citados más el del Betis, Gerardo Martínez, que hizo de anfitrión.