Clima inquietante e interpretaciones modélicas
Deudor, en cierta medida, del espíritu Carné-Prévert y del llamado realismo poético, del que tuvimos su más brillante ejemplo la semana pasada, con Al despertar el día-, el cine de Henri-Georges Clouzot arranca, en 1941, con El asesino vive en el 21.Hay en él un gusto exquisito en el tratamiento ambiental, sumamente sórdido, opresivo, y un certero análisis de personajes, sin que el moralismo, esa peste tan extendida en el séptimo arte, se deje ver en ningún momento, o casi en ningún momento, siendo, como en todo buen filme policiaco, la moral a secas la que se nos ofrece y con la que podemos establecer nuestras propias conclusiones, sin imperativo alguno.
Gran partido sacó Henri-Georges Clouzot de una novela no muy célebre escrita por S. A. Steeman (como lo habría de sacar, años más tarde, de Simenon en En legítima defensa, o de Boileau-Narcejac en Las diabólicas). Un clima inquietante y unas interpretaciones modélicas de, principalmente, Pierre Fresnay y Suzy Delair, completan los atractivos de una obra que, si bien no llega a la perfección del Beeker de París, bajos fondos, está por encima de los productos a los que el cine francés del género nos acostumbró posteriormente.
El asesino vive en el 21 se emite hoy, a las 21.30, por TVE-2.
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