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Detenidos con un botín de 25 millones cuatro delincuentes a los que la policía 'permitió' que robaran

Un grupo armado que el pasado martes secuestró a Miguel Angel Fanegas Tejero, representante de joyería, y a su familia, en su casa de la urbanización Pablo Iglesias, en las proximidades de Madrid, para apoderarse de un muestrario de joyas valorado en 25 millones de pesetas, fue detenido una hora después por la policía, que vigilaba desde hacía varios días a estos atracadores, procedentes de Vizcaya, donde tienen su sede habitual, informó ayer la Dirección General de la Policía.

Los detenidos son Ramón Sevilla Fernández, Carlos Pérez Sáez (18 años), Manuel Dávila Cáceres (22) y Margarita Colominas Paniella (32), que integraban un grupo experto en delitos contra la propiedad.A las 9.30 del pasado martes sonó el timbre en la vivienda de Miguel Ángel Fanegas. Abrió su esposa, Josefa, de 28 años, pero no había nadie en la calle. Media hora más tarde volvió a sonar. Un hombre dijo tras la puerta algo sobre un coche. Josefa, al abrir, recibió un empujón.

Tres hombres jóvenes -, "uno alto y delgado, otro bajo y fuerte y otro bajo y gordo", según los describen sus víctimas- entraron armados con un revólver, una pistola, un cuchillo y una porra. Dos de los atracadores se quedaron en la primera planta de la vienda amenazando a la esposa, a su hija, de dos años de edad, y a la madre del comerciante, mientras el tercero sorprendía a éste en su dormitorio en la planta superior.

Una perra doberman, Ira, que guarda la casa, intentó saltar hacia los atacantes, pero uno de ellos ordenó que la sujetaran o la mataba. El joven viajante de comercio fue sorprendido en su dormitorio, donde le pusieron el cañón de un arma en la cabeza.

"Al principio no entendía lo que pedían, me decían que les diera el colorao, y se referían a las maletas, explicó Fanegas. "Mi hija pequeña no llegó a percatarse de la gravedad de la situación", añadió, "pero mi suegra que el día anterior tuvimos que ingresarla en el hospital Provincial por una subida de tensión, lo ha pasado muy mal".

Los atracadores consintieron en no llevarse al esposo como rehén si todos los miembros de la familia se dejaban atar y amordazar sin ofrecer resistencia. "No fueron agresivos", precisa la esposa del viajante. "Nos empujaron, sí, pero no nos, trataron mal". Intentaron meter en un saco las joyas, pero, al comprobar que la operación les llevaría demasiado tiempo, optaron por salir cargados con las maletas Finalmente, los atracadores ordenaron a sus víctimas que no avisaran a nadie antes de transcurrida una hora.

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Una hora más tarde la policía había detenido a toda la banda cuando huía en dirección a Burgos. Tal rapidez se debió a que, desde el pasado fin de semana, la urbanización Pablo Iglesias estaba literalmente tomada por policías disfrazados, que presenciaron la escapada de los delincuentes.

La Brigada Central de Información tenía noticia de la llegada, en la madrugada del pasado sábado, del jefe de aquel grupo, Ramón Sevilla, a un camping próximo a la localidad de Arganda (Madrid), junto a una mujer y otros dos jóvenes. Desde aquel momento, todos los movnimientos del grupo fueron seguidos. La policía comprobó así que los vigilados frecuentaban, con actitud sospechosa, la urbanización Pablo Iglesias, en el municipio de Rivas-Vaciamadrid, y en ella se procedió a montar un dispositivo especial.

Sobre las siete de la mañana del martes, los delincuentes abandonaron el camping definitivamente y se dirigieron todos juntos a la urbanización en un Renault 14. Los policías disfrazados vieron que los tres hombres entraban en una vivienda de dicha urbanización y que media hora más tarde salía de ella Ramón Sevilla con dos maletas, y segundos después sus dos compañeros, que entraban de forma precipitada en un vehículo en el que había permanecido Margarita Colominas.

Mientras tanto, el jardinero de la urbanización, que tuvo sospechas al ver la salida impetuosa de los atracadores, avisó a la policía. Pero el dispositivo policial ya se había puesto en marcha en el terreno. Un inspector corrió a preguntar en varias viviendas hasta dar exactamente con aquélla de donde habían salido los atracadores. El representante y su esposa, habían conseguido librarse de sus ligaduras y, al oír llamar de nuevo a la puerta, el esposo cogió un cuchillo y se hizo acompañar de la perra Ira para ver quién llamaba. A través de la mirilla, el policía se identificó y tranquilizó a los atracados.

La policía siguió a los asaltantes con ayuda de un helicóptero. En la urbanización La Moraleja se apearon Manuel Dávila y Carlos Pérez, que fueron detenidos, y los dos restantes fueron interceptados por un control colocado en San Sebastián de los Reyes. En el interior del coche se hallaron, además de las joyas robadás, las armas usadas, tres pares de guantes y parte de la cinta adhesiva empleada.

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