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El cine en la pequeña pantalla

Un gran desconocido

Marcel Carné es uno de los grandes directores del cine francés. Entre nosotros siempre ha sido más valorado a partir de textos de estudiosos extranjeros que gracias a un real conocimiento de su obra, que alcanza su momento de plenitud durante la guerra civil española. Esta coincidencia con nuestra guerra y con la posterior ocupación alemana hará del cine de Carné un gran desconocido que, además, no pudo recuperarse a posterior¡ debido al auge del neorrealismo y al muy distinto clima que se respiraba en la postguerra.Le jour se leve fue rodada en 1939 y de su tono e intencionalidad nos dice mucho el que la censura francesa la prohibiera por considerarla desmovilizadora. Una vez más las autoridades iban por detrás de la realidad y confundían causas y efectos. El drama pasional y social fabricado por Carné y su guionista Jacques Prevert mostraba una sociedad en descomposición, en la que los valores burgueses eran la expresión más descarnada del cinismo y los del Frente Popular no llegaban a articularse coherentemente más allá de las consignas para el consumo colectivo.

El cine de Carné y Prevert fue etiquetado como "realismo poético" y conseguía dar a sus anécdotas una dimensión trágica que trascendía el caso individual y remitía a las batallas de los hombres con el Destino. Se trata de películas casi íntegramente rodadas en estudio, que había sabido heredar ciertos aspectos del mundo expresionista y en las que se mezclan decorados muy estilizados y dramas de origen naturalista, como este en que todo gira alrededor de un problema de rivalidad amorosa que es algo más que eso: por algo Gabin encarna un cierto espíritu canaille y es el héroe prolo por excelencia de la época. E igual dimensión mítica tiene Arletty en el papel de mujer que se deja engañar por un hombre que domina las argucias del viejo mundo. En España la pareja Gabin-Arletty nunca ha gozado de gran predicamento porque aquí los héroes cinematográficos tenían prohibido perder o cometer actos impuros.

A Gabin sólo le conocimos de Mayor, cuando se dedicaba a componer la figura de una especie de Maigret de derechas; a Arletty la enfermedad la alejó de las pantallas y ni tan sólo ha podido ser objeto de esa recuperación equívoca.

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