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Necesidad de reformas en Suráfrica

Cuando el presidente Botha se presente ante el Congreso del Partido Nacional de Durban el próximo jueves, su audiencia será el mundo entero. Rara vez un discurso de un dirigente surafricano ha atraído tanta atención. Pero difícilmente habrá una ocasión como ésta, en la que cuantos diga afecte tan profundamente al futuro de Suráfrica.El pasado de Botha inspira poca confianza. Ha hablado largamente de la necesidad de cambio, pero las reformas que ofrece desde hace tiempo, comparadas con la magnitud de la crisis a la que se enfrenta Suráfrica, palidecen por su insignificancia. A menudo ha menciona do su plan de abrir el diálogo con los dirigentes negros, pero ha dedicado gran parte de su tiempo en el despiadado intento de aplastar a la jefatura del Frente Democrático Unido, la principal organización negra de Suráfrica. También ha prometido una era de cooperación con los Estads negros vecinos, pero no ha titubeado en utilizar contra ellos la subversión y la acción militar.

Es indudable que la actual situación de Suráfrica, que combina los disturbios raciales y la amenaza de sanciones internacionales, ha inducido a Botha a examinar la cuestión de las reformas más seriamente. Queda por ver, sin embargo, hasta dónde piensa llegar en su programa de reformas. (...)

Es necesario que el Gobierno se defina mediante una declaración de intenciones. La posibilidad de que se realice un cambio pacífico en Suráfrica es demasiado débil para que el presidente Botha se permita el lujo de evitar los grandes problemas que presenta el apartheid. Regatear con el apartheid, como ha hecho en el pasado, no es suficiente. Ahora, los pilares de la discriminación deben ser desmantelados.

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Esto significa que el presidente Botha se comprometa a acabar con los controles, las leyes de tránsito y el Group Areas Act que regula la libertad de movimientos de los negros en Suráfrica (...), que acabe sin más tardanza con la política gubernamental de traslados forzosos, causante de tantas privaciones y sufrimientos, y también que asigne gran parte de los recursos del Gobierno para el desarrollo de las áreas de población negra.

Igualmente importante, Botha debe enfrentarse a la necesidad de una nueva Constitución, que no sólo garantice la plena ciudadanía a todos los surafricanos, sea cual sea su color, sino que abra el camino a la participación de la población negra en el Gobierno. La cuestión de los derechs políticos de los negros no puede ser eludida. Se ha convertido en la reivindicación principal tanto. de los moderados como de los radicales. (...)

12 de agosto

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